Teatro del crimen

Esta película, debido a su fecha de estreno, es una de esas rarezas del cine mexicano que no se filmaron a blanco y negro, como mucho se estilaba. Al contrario, podemos apreciar los variados espectáculos de grandes artistas a todo color, que es el principal atractivo de la película.
La trama está plagada de algunos clichés, que son la base principal de su argumento, sin embargo, sabe sacurdirse lo previsible de los mismos con algunos giros de tuerca y verdades a media, intrigas entre los personajes etc, que hacen del tema "todos son sospechosos" algo ágil y agradable de ver varias veces, pues gracias a que la trama principal se intercala con los números ofrecidos por el teatro, no se vuelve aburrida y, aún después de verla, disfrutarás de repetirla para esperar tu favorito.
Se nota que es de las primeras películas a color que ofreció el cine mexicano, pues el manejo de las luces y de las sombras se explota al máximo generando diferentes atmósferas en las escenas.
También cabe destacar que el montaje es una verdadera maravilla, si has visto películas mexicanas, sabrás que a veces los montajes suelen envejecer muy mal y notarse raros y caóticos, pues en esta película no es así y las acciones simultaneas se notan bastante fluidas, maquillando perfectamente el hecho de que la película está montada a parte - naturalmente-.
Las actuaciones son lo que conoces del cine de aquella epoca: declamaciones melodramáticas y teatrales, que nos recuerdan que se trata de otra época y los estilos de actuación eran diferentes. La parte que más luce - los numeros musicales- son lo más rescatable de la película, pues muestran a las grandes estrellas de la escena artistica de México mostrando sus inmortales talentos.