El Show: Esta es tu muerte

Te venden sin complejos que el "Show: esta es tu muerte" está dispuesto a lo que sea para ganar el rating en el horario premier. Te muestran la decadencia ética, moral y los pocos escrúpulos de los guionistas, productores y presentadores organizadores de esta barbarie, y al final del filme, como suele suceder en las películas gringas, nos acomodan una moraleja para que sepamos que cargarse gente en TV por rating está mal. Y que todos están arrepentidos ¡Que les den!

A parte del desenlace, acomodado al policorrectismo imperante y que deja mucho que desear, el resto de elementos están decentemente conseguidos. La introducción a los personajes principales me ha gustado, así como el desarrollo de sus difíciles historias de vida. Incluso, en algunos momentos sentí empatía por ellos, al ver que su única opción que se les presentaba era participar en el show.

El filme presenta una interesante discusión ética en torno a los límites y excesos de los llamados reality show, ahora bien esta discusión se queda en lo superficial y queda lejos de convertirse en referencia de filmes que ahondan en esta temática. Y es que por momentos "El show: esta es tu muerte" se debate entre ser una película que pretende explotar más el gore, la violencia gratuita y las mutilaciones (estilo Saw), o ser un drama sobre juegos de poder, sensacionalismo, manipulación y el éxito a toda costa.

El casting quedó debiendo en algunos aspectos, pero lo pasaré por alto por ser un filme indie. Sin embargo, G. Esposito fue quien más lució, y la historia de su personaje es muy dura y creíble.

Una de esas (escasas) veces, en las que estoy de acuerdo con todos los críticos de la prensa.
Lo mejor que tiene, su premisa, queda totalmente desperdiciada y fallida, que se va por el lado del melodrama más lacrímogeno, donde no escatima en clichés y recursos cursis, niños con cáncer, niños tullidos, un trabajador que pierden su empleo de la forma más arbitraria posible, una adicta recuperada que recae, en fin un compendio de clichés y maniqueísmo absoluto, que van volviendo la película cada vez más grotesca y obvia, de trazos más gruesos, y cuando intenta conmover, causa humor involuntario, los pocos logros que tiene son como sátira, pero se le acaban rápido, cuando deciden irse por el lado del melodrama con tintes sociales.
Tal vez es la metáfora del propio protagonista, que intenta hacer un programa y generar una cosa, y termina provocando todo lo contrario a lo que originalmente se había propuesto.