El muñeco (Historias para no dormir) (TV)

Inspirada por dos obras mezcladas de Robert Bloch y Henry James (de las cuales he empleado sus títulos para ponerle nombre a este comentario) y llevada por la mano de Ibáñez Serrador, surgió "El Muñeco", el cual yo considero una de las mejores Historias para no dormir. Suspense, horror, magia negra y malicia oculta tras la máscara de la inocencia impregnan esta historia, como debe ser. Usando muy pocos escenarios y un puñado de actores como si se tratara de una obra teatral, cuenta con diálogos ingeniosos y profundos, unas magníficas interpretaciones y un final que es capaz de dejar temblando al espectador sensible y cuestionarnos cómo de grande es el poderío del vudú (en caso de que pudiera existir) y si está al alcance de cualquiera-sea o no un conocido-para ocasionarnos males impensables.

Cierto es que Teresa Hurtado-quien interpreta a la hija diabólica de Narciso Ibáñez Menta en la ficción-estaba mayorcita para dar vida a Alicia ya que se supone que su personaje es más joven y, con ello, crea más impacto al tratarse de una niña de mente corrompida por una misteriosa institutriz cuando podría haberse criado en la sencillez; no obstante, cumple su función. Una segunda pega es que se repite mucho el triste y siniestro tema de "O Willow Waly" (empleado en la película The Innocents, protagonizada por Deborah Kerr) cuando podrían haber cortado alguna escena en la que se tararea dicha canción o añadido música de suspense. Pero, a parte de esto, nada que desechar.

La banda sonora invita a la tensión en los primeros fotogramas de la proyección porque se refugia en una penumbra elegante pero desazonadora. La iluminación, los decorados y un sentido encomiable de la pausa recrean el ambiente de un Londres brumoso propicio a que cualquier experiencia pueda suceder.
Así que la suerte está echada.
Lo que tenga que suceder, sucederá.

N. Ibáñez Menta borda su papel y una prometedora T. Hurtado proporciona la réplica adecuada.

"El muñeco" es otra de las grandes historias de la serie que conjuga los elementos del terror más clásico y que nos va revelando misterios hacia el final a través de elementos humanos y de nuestros propios sentidos. Teresa Hurtado es el personaje que más brilla, con esa mezcla entre ingenuidad y ocultismo, cóctel letal. La mirada y la voz de Teresa no tienen nada que envidiar a las de otras protagonistas de cintas de terror clásico como Elsa Lanchester. Una de las mejores historias para no dormir que bebe directamente de la mejor literatura.

225/29(22/07/20) Interesante noveno episodio de la primera temporada de la serie de culto creada por Narciso Ibáñez Serrador para RTVE. Capítulo dirigido y guionizado (bajo el seudónimo Luis Peñafiel) por el propio ‘Chicho’, inspirándose en relatos Henry James y Robert Bloch, mezclando en su narración elementos clásicos del género de terror victoriano como las residencias lóbregas, los misteriosos desvanes, los fantasmas, ritos satánicos, la institutriz, e incluso (algo tan poco victoriano) el vudú. Forjando su tenso clima de zozobra en las excelentes actuaciones de Narciso Ibáñez Menta (padre de ‘Chicho’) y Teresa Hurtado (en un rol de reminiscencias a la ‘Carrie’ de Stephen King), generando con sus interpretaciones una atmósfera latente de temor a lo desconocido por lo que se sugiere en cada palabra que hace que nos creemos la imagen subliminal oculta de lo sobrenatural, provocando que el hogar del padre e hija nos sea edificado mentalmente cual purgatorio victoriano, ello en un crescendo bien llevado hasta su rush final. Ello en un estilo eminentemente teatral, con pocos personajes, con escasos escenarios, y donde prima la creación de un estado de ánimo de intriga envolvente, donde destaca la neurálgica música del bonaerense Waldo de los Ríos (con historia trágica detrás. Cuando se encontraba en la cúspide de la fama, fue víctima de una depresión aguda cuando trabajaba en una obra sobre Don Juan Tenorio. Finalmente se suicidó en Madrid el 28 de marzo de 1977 de un tiro en la cabeza), que inspirándose en el tema popular escocés del SXVII "O Waly, Waly" impregna sus fotogramas de inquietud cercana a la música creada por Christopher Komeda para la polanskiana “Rosemary's Baby” (1936).

Sus taras están en la falta de originalidad, sus elementos son utilizados sin sumar nada al género, dejando una estela de déjà vu. Donde todo lo que va a suceder se va anunciando claramente con anterioridad, nada sorprende y todo es previsible, no hay un giro que te deje impactado, todo resulta prefabricado. Y cuando al final se introduce el elemento vudú me resulta grimante en el estilo victoriano, metido con calzador. Habiendo elementos sueltos que se dejan caer de modo arbitrario y sin indagar en ellos, como es la institutriz que no se sabe qué papel juega, o los malos tratos del padre a la hija, o el bulyng en el colegio, se mencionan para no indagar en ellos, siendo en este sentido torpe. Aparte queda que Teresa Hurtado (Una de las posteriores ‘Tacañonas’ junto a sus hermanas del ‘Un, dos, tres’), que aunque hace un brillante papel, le queda sobrepasada la edad que se supone de adolescente, pues ella es mucho mayor y se nota.

En conjunto me queda un apreciable metraje, al que hay que ponerle el filtro del tiempo y pasaras un rato ameno, aunque no perdurable (ni mucho menos), hay episodios muy mejores en la serie. Fuerza y honor!!!

En una atmósfera claustrofóbica y bien ambientada luminosa y musicalmente, Chicho coge un relato y 4 actores, que se reducen realmente a dos, y hace una pequeña maravilla que no ha perdido vigencia, provocando en el espectador más inquietud y verdaderos escalofríos que muchas hemoglobínicas pelis "modernas" de horror.