Match en el infierno

Buena película en la que se recrea lo que se vivía en los campos de concentración nazis en la época de la segunda guerra mundial, podemos ver el trato que le daban a los prisioneros de guerra y más cruelmente a los judíos, una historia enmarcada en el deporte que más mueve personas en el mundo: el fútbol, con el que aparecen enormes ganas de sobrevivir.

Las actuaciones son aceptables al igual que la ambientación. Recomendada, la pasé mejor con esta primera versión, que con el remake de 1981 y su afamado elenco de actores.

Notable comedia o mejor dicho tragicomedia plagada de golpes ingeniosos.
Tiene sustancia y es amena, además de estar bien filmada.
Contiene algunos travelling laterales magistrales así como planos de bella elegancia.
La secuencia de la fuga en el bosque filmada con gran estilo.
Película de espíritu coral al estilo Berlanga.
Te sabe meter desde el principio en la historia con la anécdota de las botas.
Recomendable, os hará pasar un gran rato.

364/10(11/10/21) Notable drama húngaro enmarcado en un campo de concentración nazi, que con el telón de fondo del futbol nos habla de muchos temas universales, como el espíritu de supervivencia, de la dignidad, del orgullo, de la solidaridad, pero también de lacras como el egoísmo, el hambre, el racismo, la intolerancia, los prejuicios, o el odio. Dirigido por el magiar Zoltan Fabri hace 60 Años no ha perdido frescura con el paso de las décadas, se mantiene en vigor su mensaje humanista. El guión original del propio director junto a Péter Bacsó se basa libremente en un evento que tuvo lugar en el verano de 1942 en Kiev como el último "partido de fútbol" entre los equipos militares de las fuerzas de ocupación y los prisioneros de guerra soviéticos, principalmente jugadores del Dinamo de Kiev. Relato que nos adentra en dilemas morales sobre qué haríamos nosotros en el lugar de estos prisioneros, si jugar este partido para entretener cual monos de feria a los nazis, o sí hacerlo e intentar ganarles para dar una alegría efímera, aunque ello suponga la muerte. Todo esto desarrollado con un ritmo ágil, con ingeniosas dosis de humor desengrasante, con actuaciones estupendas, destacando Imre Sinkovits como Ónódi, con gran expresividad, con carisma, y Dezsö Garas como Steiner, un judío que se une al grupo para escapar de la muerte. Asimismo posee una excelente cinematografía en glorioso b/n de de Ferenc Szécsényi (“Profesor Hannibal”), de altos contrrastes de grises, añadiendo opresiosos travellings como el de la huida por el bosque, o sabiendo rodar con realismo las escenas del partido.

En abril de 1944, en algún lugar de la Ucrania de los Cárpatos, querían reclutar equipo de fútbol del Escuadrón de Trabajadores Especiales Húngaros 306/2 para construir línea de defensa coincidiera con equipo de pasajeros alemán en honor al cumpleaños del Führer. Un miembro del escuadrón es Ónodi, también ex leyenda del fútbol a quien se le ordena seleccionar jugadores de entre trabajadores depravados y hambrientos. Ónodi, quien dice que el fútbol es algo sagrado, ve la incapacidad de jugar al fútbol con personas debilitadas, les pide que obtengan mejor comida y una pelota para entrenar, y que los liberen del trabajo para que puedan concentrarse en la preparación. Entran los alemanes, con la condición de que un judío no puede jugar. Dado que Ónodi solo podía exhibir a ocho hombres de su propio escuadrón, el otro, improvisado también selecciona entre un siglo de trabajadores. Todos, incluso los viejos, los enfermos y los de dos piernas, quieren estar en el equipo, ya que la preparación y el partido prometen a los supervivientes seguir con vida: pan, descanso y deshacerse de los horrores. A pesar de su movimiento de charlatanería, Steiner, que es judío y no puede jugar, también se une al equipo; le mintió a Onodi por miedo a la muerte.

Es un film que entrelaza de modo intenso el amor al deporte rey con ser el opio de las masas, la fina línea que separa algo sano de algo malsano. Todo un crescendo de situaciones dramáticas que transcurren en este campo de concentración, con hambre, disputas, sacrificios, muertes, exaltación del comunismo (a través de un personaje que cual beato no reniega de su religión, seguro una imposición del régimen húngaro del momento), intentos de huida, envidias, traiciones, para desembocar todo en el esperado partido que se da en el último tercio, donde los sentimientos contradictorios chocan, pero el GOL termina siendo el mayor orgasmo, el que hace buenas las inmolaciones, donde la resistencia es a veces ese segundo de placer y éxtasis que da por buenos el sufrimiento vivido y por morir. Ello en una filmación de partido bastante fluida, trasladando veracidad, con un fluido montaje con los rostros de los espectadores de ambos bandos reaccionado de modo dramático a cada situación, con elementos tan buenos como ese árbitro italiano con el brazo en cabestrillo que no se deja intimidar por algo tan sagrado como ser ‘juez’. Ello sabiendo en dos momentos determinados hacernos saber dónde estamos realmente, uno con la llegada de un grupo de aviones rusos que sobrevuelan las cabezas del campo de futbol, ello mediante una espléndida coreografía, con los soldados nazis echándose al suelo de tal modo que todo lo que vemos es una enorme mancha negra en el suelo (con ese jocos toque de como guardan la bandera nazi del palco y como la vuelven a poner), y luego tenemos el impactante final, muy bueno y adecuado (spoiler). Dejándome un grato sabor de boca, mucho mejor que el pseudo-remake estadounidense dirigido por John Huston en 1981.