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La bella ciudad

Drama Tras haber cometido un asesinato y ser condenado a muerte, Akbar ha pasado dos años en un centro de rehabilitación. Recién cumplidos los dieciocho, sólo le queda esperar el día de su ejecución; pero un amigo suyo hará todo lo posible por evitar su ejecución. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
21 de febrero de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es complicado ver reflejado en el cine la realidad iraní. Una sociedad machista, clasista, tremendamente marcada por su opresor gobierno. No vengo aquí a hablar de política, pero sí que es verdad que la segunda película de Asghar Farhadi, “Beautiful City”, no puede ser entendida sin su enorme crítica social.

Había momentos en los que no entendía cómo esta película pudo sobrepasar la incisiva censura persa. Temas como la religión o la situación de la mujer son prácticamente los personajes principales en un film en el que es más importante lo que cuenta que cómo lo cuenta.

“Beautiful City” es una historia sobre personas desesperadas. A’la es un joven que intenta evitar contra natura que ejecuten a su compañero Akbar; Firoozeh, ha perdido la esperanza de salvar a su hermano de la merte, solo quiere que su marido le trate bien y le deje en paz y Abolqasem, quiere que de una vez por todas se ejecute a Akbar para así vengar a su hija. Estos tres son los personajes principales sobre los que Farhadi ordena toda su historia. El director controla a la perfección todas sus personalidades y toda su humanidad, consiguiendo llevarles a temas más trascendentales. A’la y Abolqasem, en las largas conversaciones que tienen para evitar la muerte de Akbar, llegan a reflexionar sobre los asesinatos, sobre el perdón, la rendición… “Tu hija no sabía que iba a morir, Akbar sí, lleva 2 años sabiéndolo” llega a decir en una escena, ante el rostro desorientado del anciano. A este mismo, pese a ser un hombre que solo desea la muerte de un joven, se le dota de sentimientos tan humanos como los de los que intentan evitar la ejecución. Sabe que nada cambiará en su vida en cuanto Akbar esté muerto, seguirá estando triste, echando de menos a su hija. Ella es lo único que le quedaba de su esposa fallecida, por eso desea tanto la venganza. Lucha contra las instituciones eclesiásticas, también religiosas, para adelantar la ejecución del joven, pero no consigue nada. En cierto momento del filme se declara “enfadado con Dios”, arremetiendo contra la religión, algo imprescindible en la sociedad iraní. Farhadi también arremete contra el sistema islámico imperante. Critica la sociedad impasible ante las injusticias, solo inmiscuida en sus rezos. A’la, el alter ego del director en muchos momentos, le preguntará a un imán: “¿Es rezar más importante que salvar una vida?” a lo que responderá: “Lo es, hijo”.

Como ya he dicho, el tema de la mujer tiene mucha importancia en la película. A todas las mujeres que aparecen, en cierta manera, se las ve apartadas, subordinadas a sus maridos. Firoozeh, hermana de Akbar, es un gran ejemplo de ello. Vivirá temiendo a su marido todos los segundos en los que esté él cerca, buscando sin nunca decirlo, alguien que le trate bien. “¿Alguna vez me has tocado excepto para pegarme?”, llega a decirle. En varias escenas del metraje vemos maltrato físico de hombres a mujeres.

El gran acierto del prácticamente novato todavía director, es contar una historia desde la mayoría de puntos de vista posibles. Se les da humanidad a todos los personajes, por mucho que parezca que, a priori, no la tengan. Akbar solo sale en dos escenas, no es más que una justificación para, primero, contar una historia con unos personajes muy potentes y, segundo, reflejar una sociedad de la que solo se pueden muy pocos aspectos positivos, el resto, está totalmente podrido. Quizá el iraní no había llegado todavía en ese momento con “Beautiful city” al altísimo nivel narrativo de “A separation” o “Le passée”, pero demuestra una intención y unas ganas de hacer el mejor cine social que poco después quedarían demostradas.
Alberto Monje
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12 de octubre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 2012, "Nader y Simin, una separación" ganó el Cesar y el Oscal al mejor film extranjero. Farhadi nos proporciona esta vez una visión de su país y de la pena de muerte existente aún en Irán. Entre otros temas, la película trata del perdón y las responsabilidades que él conlleva, en relación a sí mismo y a Dios
Ambigüidad en las apariencias, puntos de vista diferentes pero cada uno con razones diferentes no menos válidas las unas que las otras.
Una historia que tiene por fin hacernos reflexionar sobre el mundo y el hombre.
Hay algo en las historias de Farhadi que nos hace vivirlas, sentir los personajes como algo muy cercano.
El título de esta película ha sido traducido al francés como "Les Enfants de Belle Ville"
loren
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6 de septiembre de 2023
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En un centro de reclusión juvenil, el joven Akbar está tallando un rostro en madera cuando es avisado con urgencia de que su amigo, A’la (pronúnciese A’ló), se ha cortado las venas. Desesperado, el joven corre hasta el lecho donde se encuentra su amigo; lo palmotea ansiando reanimarlo… y luego se entera de que todo era una broma… pero así queda demostrado el gran aprecio que siente por A’la. Seguidamente, los demás reclusos alzan en hombres a Akbar, para celebrar que acaba de cumplir 18 años, de los cuales, dos los ha pasado recluido por haber asesinado a su novia Maliheh… Empero, el entusiasmo desaparece enseguida, cuando Akbar se torna agresivo con su propio amigo porque ha recordado que, al hacerse adulto, ya puede ser llevado a la horca.

Lo que veremos en adelante, serán los grandes esfuerzos que, A’la, en compañía de Firuzeh, la bella hermana de Akbar, está dispuesto a efectuar en procura de que su joven amigo no sea ejecutado y, entre ésto, tendrá nada menos que persuadir al padre de la chica asesinada para que retire su denuncia.

La segunda película del notable director y guionista iraní, Asghar Farhadi (اصغر فرهادی‎), funciona como un valioso canto a la amistad, pero también como un alegato contra la pena de muerte y otras rancias, o mejor, extrañas tradiciones que aún se conservan de la cultura persa, como esa de afirmar que, “para la ley islámica, el precio de la sangre de una mujer es la mitad del precio de la sangre de un hombre”, pero, curiosamente, al padre de la víctima la ley lo obliga a pagar dos millones de tomans a los padres del asesino para que su deseo de verlo colgado pueda ser llevado a cabo, pues, así resarce a la familia que perderá a uno de sus miembros.

Como es habitual en el cine de Farhadi, tendrá lugar una lucha intestina por la suerte de principios y valores que cada personaje entiende y, al tiempo, irá surgiendo una atracción inevitable (aunque sin destino cierto por especiales circunstancias) entre el par de luchadores que se han unido por una causa común.

Localizaciones en zonas deprimidas; austeridad por donde se mire; iluminación natural en todos los exteriores, y ausencia de música con un único y emotivo tema en los créditos finales. Entre los protagonistas: 2° filme de, Taraneh Alidoosti (Firuzeh), quien de la mano del director, Asghar Farhadi, pronto se convertiría en una de las más apreciadas actrices iraníes. Babak Ansari (A’la), tenía aquí su debut, pero, éste rol lo lanzaría para convertirse en actor profesional. Faramarz Gharibian (el sr. Abolqasem Rahmati), un veterano actor, a hoy, con casi 80 créditos en cine y televisión; y entre otros, Ahu Keradmand (la sra. Rahmati), otra notable actriz que da solidez a ésta significativa historia con la que comenzaba a posicionarse uno de los más sensibles directores del siglo XXI.

Título para Latinoamérica: LA BELLA CIUDAD
Luis Guillermo Cardona
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