La vida a color con David Attenborough (Serie de TV)

La vida a todo color - Life in Colour

Acabo de ver una maravilla. Porque “La vida a todo color”, es eso, una auténtica maravilla. Se trata de un documental de tres episodios coproducido por Reino Unido y Australia.
El científico británico David Attenborough, muy conocido por el gran público al ser uno de los naturalistas que más ha contribuido a divulgar sus conocimientos a través de la televisión, se convierte aquí en el narrador de la serie. Es, además, un pionero en documentales sobre la naturaleza. En el trancurso de los años ha sido guionista y presentador de multitud de producciones en los que cubre cualquier aspecto de la fauna en la Tierra.
La ciencia y la tecnología han hecho posibles prodigios que no hace tantos años parecían inalcanzables. Y las nuevas técnicas fotográficas forman parte de estos avances, lo que facilita observar con mayor nitidez y precisión el comportamiento de los animales para así comprender mejor sus capacidades de adaptación, la interacción entre ellos, con su entorno y la multitud de increíbles ardides que utilizan estos fabulosos funambulistas para garantizar su supervivencia.
Attenborough, con su proverbial didactismo e indiscutible autoridad avalada por sus cuantiosas investigaciones, nos desgrana, paso a apaso, algunos de estos prodigios. Su narración resulta fascinante y me asombra la cantidad de fenómenos, casi sobrenaturales, que se producen en este desconcertante universo.
A través de una tecnología nunca antes empleada, podremos ver tonalidades que nos son invisibles, pero no para algunas especies. De esta forma, nos descubre la importancia del color en la mayoría de los animales que pueblan la Tierra, especialmente en las aves, insectos y fauna marina.
En algunos casos, los machos, en una escenificación portentosa, despliegan un abanico de vivos colores para llamar la atención de la hembra con la finalidad de aparearse. En otros, esa misma habilidad es empleada como un aviso para auyentar a sus enemigos e, incluso, a molestos visitantes de la misma especie.
Los hay, como el tigre de bengala, en el que el pigmento de su piel se confunde con la naturaleza ante la mirada de los mamíferos que conforman su dieta al no poder éstos apreciar las franjas de color naranja. O la cebra, que al movilizarse en grupo desorienta a sus depredadores incapacitados para fijar su atención en un sólo individuo. Curiosamente, y por la misma razón, se libran también de las moscas, uno de los azotes más incómodos que sufre la mayoría de los mamíferos.
Existen caracoles, que aun perteneciendo a una misma especie, presentan conchas de colores distintos; ranas, crustáceos y otras criaturas cuyos pigmentos son ocasionados por las sustancias químicas que extraen de su alimentación; pequeñas alimañas se visten del color de determinadas flores para atrapar a las presas que se nutren del néctar; liebres, osos o zorros de un blanco purísimo se mimetizan con el paisaje en las regiones árticas. Estos últimos se hallan en peligro de extinción debido al cambio climático pues, al derretirse la nieve por un aumento de la temperatura, quedan al descubierto y a merced de sus voraces adversarios.
En fin, todo un mundo de indescriptible belleza desfila ante nuestros atónitos ojos. Y a este cronista le ha sido imposible no rendirse ante tan fastuoso espectáculo. De forma que, emulando a Blaise Pascal, termino con una de sus brillantes ironías… y si he escrito una reseña tan larga, ha sido porque no he tenido tiempo de hacerla más corta.

Emilio Castelló Barreneche

y que me encantan los documentales de David Attenborough y la BBC Earth me parece una combinación ( casi) imbatible, pero justo "La vida a todo color" me ha decepcionado. ¿ Por qué? Esta coproducción británico ( que no de la BBC)- australiana nos lleva desde el jardín de la casa de Sir David hasta la gran barrera de Coral, en solo tres episodios algo repetitivos en que las historias de algunos animales ( por ejemplo los pavos reales) no termina de interesar. De hecho me dio la impresión que el tercero es más de relleno de un "cómo se hizo" que se les quedó corto. Hay imágenes bellísimas e historias muy interesantes como la de los caracoles con colores únicos cada uno en su concha, pero por más que Sir David repita que es la primera vez que vemos con los ojos de los animales el mundo a su alrededor no consiguió engancharme y eso que vi los tres episodios en una sola sentada.

Ya sé que todos los documentales no pueden ser los magistrales Planeta Tierra I y II, pero a Sir David se le puede pedir mucho más.

A todos nos maravilla los colores que expone la naturaleza. Sin embargo, para muchos animales, su color marca la diferencia entre vivir y morir.

En este documental, David Attenborough nos lleva por todo el mundo para mostrarnos de qué manera distintos animales utilizan el color o la luz en su favor. Tenemos desde los flamencos y los mandriles, cuyos llamativos colores les proporciona estatus en la manada, hasta arañas que se camuflan en las flores para cazar a las abejas. Todo contado de forma amable por David Attenborough, centrándose más en la utilidad biológica que en el motivo físico aunque tratando este último de soslayo.

Como se indica en otra crítica, el tercer episodio aporta poca novedad; vuelve a tratar algunos de los animales vistos previamente, esta vez con intervenciones de los científicos y científicas que los están estudiando. Lo que sí aporta es la novedad del cambio climático: tendrán estos bellos animales y demás organismos suficiente tiempo para adaptarse al cambio climático, o se extinguirán? Tras maravillarnos con ellos, los últimos minutos nos dan un nuevo motivo para dejar de alterar el clima de forma tan extrema desde el punto de vista geológico.

Escrito por @ManoloAlonso1 (TW)