La banda de los tres crisantemos

Una de las obras más pintorescas de Iquino, que recuerda a otras coproducciones entre España e Italia de esta misma época como "Tiempos de Chicago" o "¡Viva América!" y en donde el ritmo es incluso aún más trepidante que en las dos obras mencionadas. Aún teniendo un cuarto de hora final bastante tonto y tener algunos innecesarios coqueteos con el destape que están a punto de perjudicar bastante a este producto, el ágil estilo narrativo de Iquino y el vigor en la exposición de las distintas situaciones hacen que el espectador no tenga la sensación de estar perdiendo el tiempo. Además teniendo en cuenta que Iquino cuenta con películas horrorosas en su desigual filmografía, por comparación esta también sale ganando. Iquino contó en el reparto con dos amigas suyas de siempre como Mary Santpere que sale con una corbata incluida en su atuendo, y María Martín que en un momento dado aparece con una especie de camisón negro transparente. Del resto del reparto compuesto por actores fotogénicos y actrices sugestivas hay que destacar a Krista Nell, una belleza que murió muy joven y a Lina Canalejas, quien aporta distinción a la película con su deslumbrante personalidad. Del difunto Dean Reed llama la atención su dominio expresivo. La elección de Reed para este film no pudo ser más acertada. Y Ángel del Pozo también está brillante en todo momento. Alrededor de todos estos intérpretes hay más figuras destacadas todavía. Una cinta curiosa, aunque resulte así principalmente a base de sus detalles pintorescos.

No creo haber visto nunca una película más injustificada y gratuitamente soez, vulgar y desagradable que este bodrio maloliente. Porque aunque el tratamiento de la sexualidad en un filme puede ser morboso o enfermizo, y hasta pueden salir de ahí películas interesantes o divertidas, lo que no tiene pase es que no tenga gracia alguna. Y que, a diferencia de lo que puede suceder tanto en vulgares 'explotation movies' del tipo que sean, como en películas de autor recientes que se caracterizan por su crudeza, pasando por una simple película porno, o por los clásicos de culto más frikis y escabrosos o las comedias de destape más casposas, esa mirada soez sea cualquier cosa menos erótica, no tenga la menor justificación en la trama y acontezca del modo más gratuito, atroz y antiestético posible.

Al parecer un día Iquino, autor en otros momentos de su irregular carrera de unos cuantos filmes más que curiosos y reivindicables, se levantó por la mañana, se cayó del caballo y descubrió que los gángsteres del cine de Hollywood cuyos modelos el mismo había copiado en clásicos como "Brigada Criminal" (1950), eran todos unos pazguatos, y por eso al revisar aquí el genero vendiendo a la peña carnaza, los que aparecen, incluido, el protagonista, no son más que meros pedazos de carne sin humanidad y a los que solo mueve el instinto de violar a cuanta mujer se tope con ellos y disparar a todo lo que se mueva.

Lo hacen además, como ya se ha dicho, sin gracia alguna y sin venir a cuento, centrándose, por ejemplo, Iquino en mostrar la mirada rijosa de Fernando Sancho mientras sus compañeros restriegan su cuerpo en la cama con las pobres señoras con que se han topado y en inventarle luego a Sancho una subtrama con la ya por entonces también algo madurita María Martín que pretende servir de alivio cómico del resto pero que tiene la gracia en salva sea la parte.

Y es que aunque la ambientación del filme en el Chicago de los años 30 sea bastante buena (pese a notarse a la legua que se rodó en el poblado del oeste que los Balcazar construyeron para rodar allí 'butifarra westerns'), todo es grosero en un filme que en ningún momento se ocupa de dotar de fuerza a la trama central, a priori interesante, de los dos hermanos educados por un tío policía (Ramón Durán) a quien le salieron delincuentes y los amoríos de juventud del mayor de ellos (Don Reed) con la sobrina adoptiva (Krista Nell) de aquel.

Y no es que los personajes no tengan encarnadura, sobre todo los malos, es que no suele tener sentido alguno casi nada de lo que hacen, dado el pésimo guión y el espasmódico montaje.

Puestos a rescatar algo (siempre me es difícil poner a una película menos de un 4)l, aparte del interés que a veces suele tener para el cinéfillo friki el reconocimiento de actores secundarios que hacen lo que pueden chapoteando entre la hez que destila el bodrio, tal vez lo único rescatable sea todo lo relativo al personaje de la malograda Krista Nell.

(Sigo en zona Spoiler)

Esta cinta, dirigida por el prolífero director Ignacio F. Iquino, arranca con un prometedor comienzo para ir decayendo a medida que se desarrolla la trama.

La escenas de acción y tiroteos están bien rodadas, nada mal para la época en la que nos encontramos (1970). Pero lo que no soporto en este film son las constantes escenas de violencia y agresiones gratuitas contra las mujeres que, además, no aportan nada a la trama. Me da que Iquino, al repasar y leer comentarios sobre algunos de los títulos de su filmografía, era algo enfermizo. Lo mismo sucede con los flashbacks, que aportan poco a la trama. También hay escenas que son totalmente prescindibles, y ciertos errores evidentes en algunos cortes que pasan a otros planos o escenas.

Podría haber sido una película decente y medianamente buena. La idea está bien: un robo, un herido y un pueblo pequeño cercano donde la banda hará lo que sea por encontrar a un médico. Es aquí donde se desarrolla toda la película, y donde empiezan las intimidaciones al pueblo para que no dé ningún tipo de aviso a la policía mientras esperan a que curen al compañero malherido. Y será en esta tensa espera donde se suceden ciertas confrontaciones entre los miembros de la banda con algunos lugareños, especialmente con el sheriff, y entre ellos mismos.

Una película regulera que, como he mencionado más arriba, podría haber sido bastante interesante por la buena premisa que tiene y por la época en la que se desarrolla (Chicago, años 30). Pero parece que Iquino se centró más en enseñar los desnudos que centrarse en la trama y en la psicología de cada personaje.