Cabalgando a la gloria

Una película agradable de ver, cercana por los protagonistas y lejana por el tema central, el mundo de las carreras de caballos. El contraste entre el día a día cotidiano de gente normal y el mundo elitista de los criadores de caballos en el que los personajes se ven envueltos permiten participar de su renovada ilusión por la vida. El caballo trae consigo una nueva esperanza y haciendo honor a su nombre, nos hace partícipes de un sueño enmarcado en los paisajes galeses. Por el tiempo que dura la película, como en un sueño, participamos de la vida de un pueblo anónimo, de sus habitantes y de sus pequeñas miserias y grandezas al tiempo que crece nuestro afecto por un precioso caballo que llegamos a sentir como propio.

Si no fuera porque si no sabes nada de los hechos que narra la película y te encuentras al finalizar con los títulos de crédito y ahí te enteras de que es una historia real, no te la podrías creer, aunque te gustase.
Y es que tal y como la vemos se nos aparece como un auténtico "cuento", pero en el mejor sentido de la palabra.
Lo típico, una comunidad aburrida, sin grandes metas ni grandes perspectivas que, gracias a una buena mujer decidida y valiente, saca a todo/as de su modorra existencial hasta impregnarles de sueños y metas, de algo por lo que luchar y soñar.
Euros Lyn, su realizador, dota de simpatía y grandes dosis de ternura a una historia de superación a todos los niveles, con humor y socarronería, muchas canciones gaélicas y paisajes y lugares preciosos.
La fotografía de Erik Wilson reluce localizaciones de filmación como Blaenavon, Torfaen, Gwent y otros lugares de ensueño de Gales y Reino Unido y los personajes son entrañables.
Todo muy "bonito", ingenuo y, repito, si no fuera porque está basada en una historia real, se diría que increíble.
Una película de la que saldrías del cine (si la vieras allí...) con una sonrisa en el rostro y ganas de vivir. No me parece poco.
¡Ah! Y preciosos títulos de crédito finales, con los intérpretes y personajes reales principales juntos cantando "Delilah", de Tom Jones.

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Película simple y con poco presupuesto, que te transmite en todo momento un buen rollo y motivación a raudales.
Siendo divertida,tierna y muy entretenida.
Toni Colette realiza una actuación en su media, aumentando la calidad de la película.
Acabas la película con un chute de motivación, con ganas de emprender los sueños que nunca has realizado.