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Genio y figura

Comedia. Intriga. Romance Es fin de año, y Nick (William Powell) y Nora Charles (Myrna Loy) han regresado a la costa Oeste, a San Francisco, tras pasar sus vacaciones de Navidad en Nueva York. Nada más llegar se encuentran con otro misterio: el juguetón marido de la prima de Nora ha desaparecido. Comienza así la reunión con sospechosos insólitos... Basada en una novela de Dashiell Hammett. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
18 de febrero de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda incursión de van Dyke en las peripecias de ese peculiar matrimonio ideado por Hammett que componen Nick Charles y su esposa, la considerablemente rica y sofisticada Nora. El enorme éxito de crítica y público que había cosechado su predecesora ("The thin man", 1935) tuvo como consecuencia numerosas continuaciones, las cuales, con mayor o menor fortuna, mantuvieron siempre una considerable calidad.

La base de estas películas, motivo de su aceptación generalizada, es la afortunada mezcla de géneros que consiguen, siendo modelos tempranos de futuras comedias detectivescas o policiacas, si bien en contados casos han alcanzado el nivel de las aquí comentadas. Mientras que en las novelas de Hammett la magia surgía del choque de caracteres y mundos que encarnaban Nick y Nora (desarrollando una ironía más amarga, menos cómica), en los filmes se optó por adoptar un tono ligero, siempre humorístico y desmitificador, directamente tomado de las "screwball comedies", en auge durante los años treinta.

Así, lo que menos importa es la trama policiaca, generalmente enrevesada, desconcertante y no pocas veces incongruente, ya que lo que se persigue es, fundamentalmente, lucir el humor que desprende la pareja protagonista, bien auxiliada por su perro y por una amplia galería de personajes y situaciones, que ocupan su siempre ajetreada y desordenada vida social. Por tanto se trata de una película coral, en la que interpretaciones y guión resultan fundamentales, siendo ambos apartados tan brillantes o más que en la entrega precedente (la inesperada fiesta del comienzo y la reunión familiar contienen gags muy buenos), con una química perfecta en la pareja protagonista y unos diálogos estupendos. A ello contribuyó el mantenimiento del mismo equipo que había trabajado en "The thin man", con la única y lamentable excepción del director de fotografía, que había sido el gran James Wong Howe, al que sí se le echa de menos.

En conjunto, un filme sumamente fresco y divertido que explota y en ocasiones mejora una fórmula ya ensayada, y que tiene en la agilidad e ironía del guión y en el trabajo del reparto -con un joven James Stewart- sus mejores bazas.
Quatermain80
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29 de enero de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película políticamente incorrecta en la actualidad, por su abundante y continuado consumo de alcohol para cualquier interrelación social y/o personal, es el segundo filme de la saga de "El Hombre Delgado" (serie incluida), que a su vez constituyó el antecedente de las películas de parejas detectivescas tan en boga en los años 70 y 80 como "MacMillan y esposa" o "Hart y Hart".

Como en el primer filme, el guión es magnífico, con numerosas pistas falsas que te impedirán identificar a la persona homicida hasta la tradicional reunión de sospechosos. También siguen los buenos diálogos y la tensión entre los miembros de la pareja protagonista y con los demás, en especial con la familia de la esposa, auténtico calvario de gente estirada y tremendamente hipócrita. Brillan, con gran química, Powell y Loy, maravillosos como siempre, añadiéndonos una historia perruna de adulterio, ya que Asta poco más se prodiga en el film.

Película a disfrutar, si te gustan las tramas de asesinatos tipo "Ellery Queen" o de cualquiera de las narraciones de Agatha Christie. Pero flotando en alcohol.
Quinto Sertorio
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19 de marzo de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El fenómeno de las secuelas no es algo relativamente moderno en el cine de Hollywood; aunque no tan frecuente como en la actualidad existe desde que el cine es cine.
"The thin man" (La cena de los acusados, 1934) fue un enorme éxito de crítica y público que obtuvo cuatro nominaciones a los oscars y encumbró a la pareja de actores William Powell y Myrna Loy dando vida a los peculiares detectives Nick y Nora.

Era inevitable que la MGM hiciese secuelas y "After the Thin Man" (Ella, él y Asta) es la primera de una serie de cinco. De nuevo cuenta con los mismos guionistas, Frances Goodrich y Albert Hackett (basados en una novela de Dashiell Hammett) y con W.S. Van Dyke en la dirección. Pero, sin duda, el mayor atractivo lo constituyen la pareja William Powell y Mirna Loy que dan todo un recital interpretativo y demuestran tener una química en pantalla maravillosa. Sus diálogos, gestos y movimientos son brillantes en el papel de este peculiar matrimonio formado por el detective Nick y su esposa y ayudante Nora. Les acompaña -porque es un film coral en este sentido- un numeroso grupo de excelentes secundarios entre los que destaca un jovencísimo James Stewart en un papel algo alejado de lo que serían sus maravillosas interpretaciones posteriores.

La película es una ágil y divertida mezcla entre cine policíaco y comedia alocada, donde lo de menos es la trama detectivesca propiamente dicha y lo de más los irónicos e ingeniosos diálogos que surgen entre la pareja protagonista entre si, y entre ambos con el nutrido elenco de personajes secundarios. Eso si, siempre con el alcohol -especialmente los martinis- de por medio en todas las relaciones sociales, algo que en la actualidad sería políticamente incorrecto.

Tal era la química, tanto dentro como fuera de la pantalla, entre William Powell y Mirna Loy que actuaron juntos en catorce películas (seis como la pareja de detectives) y, aunque eran buenos amigos, nunca tuvieron una relación pese a que el público se empeñara en lo contrario.
Marius
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29 de agosto de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este años del 36 Van Dyke rodó seis películas, entre ellas la famosa "San Francisco". En la Metro era un director apreciado porque rodaba muy rápido abaratando costes y si bien sus obras no figuran entre las destacadas de la historia del cine si que gustaban al publico de la época y la mayoría fueron rentables. En apenas 27 años de carrera rodó 87 largometrajes.
El que nos ocupa es la lógica secuela del gran éxito de "The thin man" (La cena de los acusados) y sobre todo de su pareja protagonista cuya química descubrió Van Dyke y que funcionó tan bien que rodaron 14 películas juntos, seis de ellas como la pareja de detectives Nick y Norah Charles creados por Dashiell Hammett.
William Powell en pleno apogeo de su carrera, apenas tuvo que continuar interpretando a un personaje muy similar al detective Philo Vance que ya venia encarnando.
La mezcla de comedia alocada (screewall) y genero detectivesco conformaba un producto agradable y entretenido, rodada de forma ágil, con actuaciones que denotan los inicios del director en el campo del vodevil, personajes excesivamente teatrales y una trama algo farragosa con excesivo metraje para este tipo de cintas. Se la considera mejor que su predecesora y hoy en día aunque se nota su envejecimiento aún resiste un visionado, aunque solo sea por ver a un jovencisimo James Stewart en su segundo año como actor cinematográfico, en un papel peculiar en su carrera.
Personalmente y por razones que desconozco su titulo en castellano quedó grabado en mi memoria desde mi infancia al igual que Asta, el Foxterrier que acompaña a la pareja y cuyas escenas se encuentran entre los mejores gags de la película.
ELZIETE
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22 de agosto de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mayor gloria de W. Powell y M. Loy, el director W.S. Van Dyke propone una intensa historia detectivesca que también incluye su clave de humor.
Una conspiración inmensa llena de implicaciones y de ramificaciones diversas se va desvelando con buen ritmo y acertada pauta en la que todos participan pero siempre se demuestra la excelencia de la pareja de protagonistas.
La ingeniosa trama -D. Hammett- se enreda en complejas situaciones de las que parece imposible salir, muy al gusto de Hollywood de los años treinta, pero el argumento siempre encuentra un recoveco por el que ofrecer una nueva perspectiva y el guionista sabe aprovecharla a conciencia.
Distraída, de enredo policial pero sin complicaciones formales y de excelente trazo cinematográfico, ofrece además una buena oportunidad para descubrir a J. Stewart en los comienzos de su brillante carrera cinematográfica.
ABSENTA
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