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El valle oscuro

Western. Drama. Aventuras Los Alpes austríacos, mediados del siglo XIX. Poco antes de que comience el duro invierno, un forastero llega a caballo hasta un aislado pueblo de las montañas. Aparece con su cámara fotográfica, viene desde la lejana y mítica América de los indios y cowboys y se hace llamar Greider, pero nadie sabe quién es ni qué ha venido a buscar a un rincón perdido entre las nieves. La violencia flota en el aire en este pueblo de leñadores, ... [+]
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
5 de diciembre de 2014
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un western de los Alpes austriacos, ahí es nada. Hace unos días vimos uno rodado en Sudáfrica. Se trata de articular toda la mitología del western, con directores, protagonistas y paisajes que tienen poco que ver con los originales del oeste americano. Sin embargo los esquemas narrativos son los mismos. El pueblo olvidado tiranizado por una familia violenta que mantiene el poder y su propia ley, aterrorizando a la gente. La llegada del forastero, entre la desconfianza y la insolidaridad de los lugareños. La inevitable historia de amor y la lucha por el poder y una ley para todos. Un "Solo ante el peligro" o una "Conspiración del silencio", aquella maravilla de Spencer Tracy, pasados por el tamiz europeo y aún más curioso...austríaco y alpino.


Andreas Prochaska, dirige con mano firme y sabiendo muy bien lo que hace un western de altas montañas, grandes nevadas y duelos sobre el blanco sudario de un oscuro y remoto valle alpino. No hay complacencia, ni complejos en el guión de Martin Ambrosch y el propio director Prochaska sobre una novela de Thomas Willmann. La música, de Matthias Weber acompaña eficazmente la excelente fotografía de Thomas W. Kiennast. En el reparto sombres poco conocidos como Sam Riley, Tobias Moretti, Helmuth Häusler, Martin Leutgeb, Johannes Nikolussi, Clemens Schick, Florian Brückner, Hans-Michael Rehberg, Erwin Steinhauer, Franz Xaver Brückner, Xenia, en general excelentemente filmados.


Greider, el joven fotógrafo protagonista, es un hombre estoico y silencioso que va revelando poco a poco que hay mucho más que amor a la fotografía en su viaje al remoto lugar. Los personajes están bien definidos y la venganza se cumple en una orgía de disparos y sangre con la inflexibilidad de una tragedia clásica. En los Premios del Cine Europeo se llevó el correspondiente al mejor diseño de producción y vestuario. Merecidísimo. Interesantes las fotos del casting al modo de las primitivas fotos del siglo pasado, que acompañan los títulos de crédito.
alberto
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31 de mayo de 2015
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
90/12(25/05/15) Curioso y atractivo film austriaco de Andreas Prochaska, una historia desarrollada en plenos Alpes y que rinde homenaje a los ancestrales westerns estadounidenses, con una ambientación de este género, vestimenta, caballos, armas, solo rota esta sensación por las clásicas viviendas alpinas, sin más pretensión que hacerte pasar un buen rato y lo consigue, cociendo a fuego lento un relato de venganza enraizada en la endogamia del costumbrismo cerrado de un lugar aislado del mundo, con tradiciones feudales que asfixian. Llama la atención que dos de los mejores westerns realizados en esta década lleguen del Norte de Europa, me refiero al estupendo film danés “The Salvation” (2014) y a este que me ocupa, los dos con bastantes paralelismos, los dos con esquema típico de los spagueti-western, el justiciero anónimo que llega a un pueblo sometido por un tirano, corrompido moralmente, donde la cobardía es el sustento del villano, donde el darwinismo social es ley, la del más fuerte, ello protagonizado por un antihéroe lacónico que viene a despertar las conciencias de los lugareños, y donde la venganza suele ser el motor de la acción.

Estamos a finales del SXIX, el escenario es un pueblo enclavado en un valle angosto de los Alpes austriacos, allí llega un forastero, Greider (buen Sam Riley), con la intención de pasar el invierno en el lugar echando fotos, se instala de huésped en la casa de una viuda (Carmen Gratl), y su hija, Luzi (Paula Beer). El pueblo está dominado con mano de hierro por la familia Brenner, el patriarca es un enfermo y envejecido (Hans-Michael Rehberg), el líder de los vástagos es Hans (Tobias Moretti), y sus seis hijos varones, estos tienen sometido a los lugareños de modo cuasi-medieval.

El guión es del propio realizador (antes montador de Haneke en “El castillo”, Funny Games” o “Código desconocido”) junto a Martin Ambrosch, adaptan el libro del austríaco-alemán Thomas Willmann, “Das Finstere Tal” (2010), cambiando la profesión de Greider de pintor a fotógrafo, nos es narrado en off por la dulce voz de Luzy, una lugareña, la acción se toma su tiempo para explotar, se toma su tiempo en hacernos participes de la claustrofobia ambiental, de la atmósfera opresiva, del costumbrismo local rayando en el naturalismo, un ritmo lento que por momentos se excede, le sobran redundancias para mejorar la cadencia narrativa, este tiempo se toma para ir tensionando el clima, nos van dejando caer pistas pequeñas de que algo extraño pasa en el lugar, la gente se nota temerosa, inquieta, hasta que en el último tercio todo se destapa, y las escenas de acción se suceden de modo trepidante, y siendo filmadas con gran pulso, con tremendo realismo, nos sumergen en un akelarre de violencia desatada, nos sumen en una espiral vengativa poderosa, con una buena composición de personajes, sin grandes diálogos pero este reemplazado por interpretaciones que transmiten con miradas, con gestos, con muecas, nos muestran la sempiterna lucha entre el bien y el mal, tocando temas como la venganza en plato frío, la cobardía, la codicia, el feudalismo, el despotismo, la búsqueda de la justicia a través de las armas cuando no hay otro medio. Es un soplo de aire fresco para el género, un relato que turba por su tema sometimiento sexual cuasi-feudal, construyendo hermosas escenas en los bellos paramos alpinos, en un increscendo dramático magnético, donde la acción resulta frenética.

La puesta en escena resulta magnífica, con un aprovechamiento de los hermosos paisajes montañosos impresionante, con un brillante diseño de producción de Claus-Rudolf Amler, rodando curiosamente en vez de en los Alpes austriacos en los italianos, concretamente en el Val Senales en el Trentino, con unos magnos lares (Premio del Cine Europeo), embellecido las montañas con el desperdigueo de solariegas casas alpinas, con sus altos montes nevados, sus páramos blancos, enaltecido por la fascinante fotografía de Thomas W. Kiennast, haciendo del opresivo lugar un personaje más que marca a fuego la endogámica personalidad de los aldeanos, componiendo planos de una beldad propia de formidables lienzos, en un patinado que resalta el blanco y negro, apagando el cromatismo, luciendo majestuosos bosques, tremendos cielos grises, nunca se ve el sol, y en los interiores jugando con la semioscuridad, con las penumbras, con las sombras, enmarcando tomas-homenaje al icónico plano final de “Centauros del desierto”, con una puerta enmarcando al protagonista, con uso errado del slow para acentuar el dramatismo (error), también reseñable es su primoroso vestuario de Natascha Curtis-Noss (“Sophie Scholl”), muy cuidado (Premio del Cine Europeo), y todo esto punteado por la iconoclasta música de Mathias Weber (“The Shield” La serie), rompedora en su tramo final, muy al estilo Tarantino de extemporánea, introduciendo temas pop como “How dare you” de Steaming Satellites y “Sinner man” de One Two Three Cheers and a tiger feat lana Sharp, anacrónica y que desvía la atención de lo importante (error).

El británico Sam Riley compone a un anti-héroe de carisma, taciturno, reposado, sobrio, ágil y creíble en la acción, muy buena su actuación, teniendo sus puntos álgidos a parte de en los tiroteos, en la confesión sentida al sacerdote, en la escena con los viejos traidores, y en la última conversación con el viejo Brenner. Tobias Moretti hace de un villano contenido, estoico, veraz en sus formas sibilinas. Hans-Michael Rehberg encarna al viejo Brenner, lo hace aportando carisma y emociones, sabe expresarse con miradas, valioso. Paula Beer es Luzi, la interpreta con mucha dulzura, un encanto, exhibiendo fragilidad y temor. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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5 de junio de 2016
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El valle oscuro, de Andreas Prochaska, es un drama y un western basado en la venganza. Narra las vivencias de un misterioso hombre que llega a un pueblo de los Alpes austriacos tras salir del oeste americano, portando tan solo una cámara de fotos y algunas pertenencias. Allí encontrará, la violencia y las maldades que comete una perversa familia que hace y deshace lo que les viene en gana.
Recóndito film que construye Prochaska para los seguidores del género. Un cinta que funciona bien como western aunque esto sea tan solo la excusa y el entorno de una venganza que se va cociendo poco a poco, y que va creando a medida que avanza, una atmósfera turbia y fría que engancha al espectador amante del género, tanto por lo incitador de lo que expone como por lo sanguinaria que es cuando debe serlo. Mantiene con ello al público absorto y pendiente de principio a fin de una obra, que es inesperadamente buena y se recuerda eficientemente tras su visionado.
Técnicamente, la película mantiene un alto nivel a través de una música inquietante que penetra sin dilación en el público gracias a sus intensas melodías. La fotografía es alusiva del género y oscura tal como reza el título del film, y te transporta eficazmente tanto al momento como al lugar en cuestión. Los vestuarios y caracterizaciones están bien trabajados del primero al último y con ellos logran crear la ambientación perfecta de un pueblo austero y bastante apartado de todo. Y el montaje de la cinta es lineal y seguido, se toma su tiempo y no se da la más mínima prisa en ir desarrollando su historia y a sus personajes.
Las interpretaciones, de unas caras nada conocidas al excepción de su protagonista Sam Riley, son notables y dramáticas cada uno en su papel para añadir tensión e inquietud a la película. Además, son de lo más efectivas para hacer sentir rabia e impotencia al espectador que asiste con asombro a una cinta inesperadamente buena y provocadora como pocas. Un acierto cinematográfico para el que no se conforme con obras de medio pelo y busque trabajos bien logrados y con la intención de dejar poso tras su visionado.
En resumen, El valle oscuro es una cinta turbia y absorbente que cautivará hasta al cinéfilo más exigente ávido de cine del bueno, en este caso de la venganza que usa el género western como excusa para llevar a cabo un argumento que va de menos a más, creando una atmósfera inquietante y de interés que deja tras de sí notables vibraciones tras su visionado para deleite del buen cinéfilo. Por tanto, es totalmente recomendable de ver, aunque se debe tener en cuenta, que su ritmo es algo lento y su historia no tiene la más mínima prisa en ir desarrollando su arrebatador entramado.
Elcinederamon
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30 de julio de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partiendo de un típico planteamiento de western, con el pueblo aislado, sin ley y con la típica familia teocrática que gobierna y abusa ante la cobardía y indiferencia de la mayoría del pueblo, el comienzo es algo lento y casino y el protagonista, es francamente inexpresivo y falto de carisma, a pesar de eso el director en un alarde de ingenio, ejecuta un arranque de intriga y toques de película de terror, con un par de misteriosos y brutales asesinatos, y luego el duelo a escopetazo limpio en la cabaña, excelentemente rodado, con ese tono de los fuertes abusan de los débiles y un aire bíblico muy europeo, la película globalmente es mas que un digno western europeo y con unos paisajes espectaculares y bellísimos.
zuriman
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21 de abril de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un fotógrafo llega a una ciudad perdida en medio de un valle en los Alpes con el fin de fotografiar el paisaje de la zona a mediados del Siglo XIX. Pronto se dará cuenta de que las reglas que rigen el valle son mucho más primitivas de lo que deberían.
Curioso Western europeo que juega sus mejores bazas en una preciosa y gélida fotografía, en unas actuaciones y vestuarios sobrios y efectistas así como en una venganza que guarda toda su rabia para el dilatado clímax.
Entretenida de principio a fin; quizás se deje algunos minutos de más por el camino que podían haberse aprovechado para mostrar un poco más de la arcaica organización social del pueblo que queda reducida a un flashback bastante suave y rápido.
La sombra de Clint es alargada y se echa de menos un poco más de carisma en el joven protagonista que aunque correcto queda muy por debajo de otros protagonistas del género.
Muy recomendable
ghaliano
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