Atrapaalmas

La trama sigue a un contratista militar que busca justicia y redención cuando su hermano se convierte en un brutal asesino debido a un arma. El tema principal de la película gira en torno a la búsqueda de venganza y cómo afecta a los personajes involucrados. El tono de la película es frenético y lleno de adrenalina, lo que mantiene al espectador en suspenso durante todo el metraje.

En cuanto a las actuaciones, el elenco realiza un trabajo competente en sus respectivos roles. Aunque no se destacan interpretaciones memorables, los actores logran transmitir la intensidad y determinación de sus personajes. Piotr Witkowski, en el papel protagonista, convence al público con su expresión de sed de venganza.

La dirección de Daniel Markowicz es competente, y la película está bien dirigida, especialmente en las escenas de acción, que están bien coreografiadas. La cinematografía también es sólida, con tomas dinámicas y ángulos interesantes que realzan la tensión de la historia. Además, el diseño de producción contribuye a crear entornos efectivos para las escenas de acción y la narrativa en general.

La partitura de la película es adecuada para el género de acción y ayuda a crear una atmósfera tensa y emocionante. Los efectos especiales se utilizan de manera efectiva para realzar las escenas de acción y la edición ágil mantiene un buen ritmo, lo que contribuye a la tensión y la emoción de la película.

En cuanto al diálogo, es funcional y sirve para impulsar la historia y el desarrollo de los personajes, sin destacar especialmente por su profundidad emocional.

Si eres amante del género de acción y te gusta la adrenalina, esta película seguramente te mantendrá entretenido, sin embargo, si buscas profundidad emocional o personajes memorables, es posible que esta película no cumpla con tus expectativas.

Una más de las tantas películas que tienen que rellenar un calendario, con una excelente producción y nada más.
Una trama trillada en demasía que termina aburriendo.
Algo de acción para un guion que confunde y se queda a medio camino entre los habitantes del mundo de "Walking Dead" y los de "Mad Max".
El cine Polaco, que tantas veces nos ha deleitado con grandes historias, esta vez se ve desprestigiado con un largometraje soso que provoca somnolencia.-

Si os he de ser franco, lo último que pensé cuando terminé de ver 'Plan de estudios' y tuve que recurrir al copia y pega para escribir correctamente sus nombres, era que Netflix -fallo mío por no caer en el factor netflix- volvería a ponerme en la boca un cucharón de miel descerebrada sobre la lengua con, ahora sí me he acordado... bueno, a la segunda, más tralla conjunta de Daniel Markowicz dirigiendo dentro de sus posibilidades a Piotr Witkowski: es decir, indicándole dónde tiene que mirar, pegar o exhibirse sin pudor con un repertorio de inmovilidad facial, frases lapidarias y esperpentos dialécticos dignos de su ilustrísimo homólogo parisino Olivier Gruner, aunque en lo -ejem- interpretativo se encuentre a medio camino entre Tom Hardy con media cara paralizada y Dolph Lundgren con la mitad de musculos en sus tiempos lozanos.