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1985

Drama Un joven homosexual veinteañero de Texas que todavía no ha salido del armario, Adrian (Cory Michael Smith), regresa a casa por vacaciones de Navidad por primera vez en varios años. Allí se dará cuenta de que le cuesta mucho revelar sus circunstancias a su conservadora familia... Inspirada en el corto homónimo del propio director. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
28 de mayo de 2020
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que se me ha encogido el corazón viendo este conmovedor drama dirigido por Yen Tan, un director estadounidense nacido en Malasia que también ha escrito el guion basándose en un corto que hizo de la misma historia.

Adrian llega a casa para visitar a su familia en las afueras de Forth Worth para Navidad. Tiene 23 años y vive en Nueva York, siempre quiso alejarse de donde nació. Temeroso de su padre un hombre rudo, veterano de Vietnam.

Su madre Eileen en cambio es más cariñosa. El hermano menor Andrew de unos 12 años, tiene acné e inquietudes que quedan frustradas por vivir dentro de una familia profundamente religiosa. Adrián quiere contarles un terrible secreto, pero no encuentra el momento adecuado, ni la valentía necesaria. Encuentra en su ex novia Carly, una chica coreana que conoce desde la infancia una amiga con quien hablar…

El nivel dramático de la película es alto, y puede ser que consiga que eches alguna lágrima. Aunque la película no intenta buscarlo con escenas bruscas, sino que por medio de diálogos sutiles que realmente emocionan.

Los cuatro protagonistas principales Cory Michael Smith, Jamie Chung y los padres Virginia Madsen y Michael Chiklis están fantásticos componiendo muy bien esta familia con graves prejuicios.

1985 fue un año decisivo para la propagación del Sida en Estados Unidos dentro de las comunidades homosexuales, toda una pesadilla que el director ha logrado con una fotografía en blanco y negro con mucho grano contarnos esta gran historia con mucha ternura.
Destino Arrakis.com
videorecord
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15 de junio de 2020
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
"1985" debería considerarse un clásico del cine desde ya mismo. Es una de esas películas en las que la inteligencia y la sensibilidad brillan por sí solas, unidas. La poderosa estética es una consecuencia de ambas. Por fin veo una película donde se aborda la temática homosexualidad con el rigor y la seriedad que merece. La película conciencia sin ser este su principal objetivo. Nos habla del sufrimiento de un chico homosexual en la Texas de la era Reegan. Todas sus escenas son brillantes, todas cuentan algo, todo en ella destila buen gusto y profundidad. No solo es inolvidable... es fundamental.
gpiqueras
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13 de junio de 2020
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Volver a casa como adultos nunca es fácil. Y si es en el cine, más aún. La vuelta a casa ha sido una de las temáticas que más ha explotado el cine, casi siempre poniendo su mirada en el choque cultural que ocurre entre el que se ha ido y su antiguo entorno. Desde películas entrañables como Algo en común (Garden State, 2004) a auténticos festines de trauma como Celebración (Festen, 1998), el personaje central tiene que enfrentarse a su pasado, a su familia y, en la mayoría de los casos, a sí mismo. Un proceso catártico del que es difícil salir indemne.

Esa vuelta a casa es el punto de partida de 1985, el drama gay que se ha estrenado directamente en Filmin en España. En este caso, el hogar está en un pueblo de Texas y la familia es claramente conservadora y religiosa. Un cóctel prometedor que el director se encarga de remarcar con energía. Adrian, el protagonista, está simultáneamente en el entorno protector de la familia pero esta es también el enemigo.

Con una puesta en escena en un solemne blanco y negro usando película Kodak, 1985 es una película pequeña en los gestos pero que carga consigo una fuerte carga emocional. El viaje de Adrian de vuelta a casa no se debe solamente a las fechas navideñas. Todavía en el armario para los suyos, Adrian vuelve a casa para contarle a su familia que esas pueden ser las últimas Navidades que pasen juntos. Nunca unos billetes a Honolulú cargaron un simbolismo tan amargo.

El debutante Yen Tan podría haberse centrado tan solamente en Adrian, pero si en algo brilla 1985 es en prestar atención a sus personajes, bien delineados y que ofrecen una ventana realista y natural a un tiempo y un lugar en el mundo. Llama especialmente la atención el gran trabajo de Virginia Madsen, que interpreta a la madre de Adrian, con una interpretación llena de compasión, cariño y verdad que estoy seguro de que muchos de vosotros encontraréis tan emocionante como yo.

Si bien es cierto que 1985 vuelve a ser “otra película gay de trasfondo trágico”, la buena mano del director y su excelente guion consiguen ofrecer al espectador un recuerdo lleno de emoción sincera hacia toda una generación de jóvenes gays a los que el SIDA les pasó por encima como un rodillo. En medio de una pandemia mundial, para muchos va a resultar más sencillo empatizar con el terror y la incertidumbre que el virus causó en varias generaciones.

Si te ha gustado esta crítica, puedes encontrar más en www.eldesencanto.com
loquearde
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30 de agosto de 2020
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
“1985” es un drama sin paliativos. Porque hay historias que no admiten atenuantes ni edulcorantes. La última obra de Yen Tan (basada en su propio corto de 2016) se enfrenta a la dificultad de filmar nuevamente un drama sobre el SIDA.
Su principal acierto consiste en olvidarse de la perspectiva documental de la epidemia para colocar al espectador frante a un relato íntimo que revela la doble tragedia que tuvieron que enfrentar muchos enfermos de SIDA: afrontar su destino fatal y ocultar su estado de salud a familiares y amigos por miedo al rechazo. Como enseñanza, consuela pensar que la enfermedad ha perdido su letalidad. Mas entristece constatar que 35 años más tarde la serofobia resiste, causando estragos psicológicos irreparables.
“1985” no puede ser más austera, independiente, sobria y mejor interpretada. Uno de los mejores films sobre el SIDA (que, curiosamente, jamás menciona la enfermedad). Imprescindible. Sobrecogedora.
Fernando Garin (@fernandogarin_)
Fernando Garín
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6 de junio de 2020
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay títulos de corte independiente por los que es mejor apostar sin tener grandes referencias de ellos, conocer su sinopsis o haber leído opiniones ajenas. Por ello, a pesar de que las siguientes líneas no intentarán desgranar todo el contenido de la película, quizás sea mejor que vuelvas a este texto tras haber disfrutado del metraje de 1985 (2018), si aún no lo has hecho. En mi caso, fue una suerte cruzarme con ella en la oferta reciente de Filmin, quedar cautivado por su ecléctico cartel y un título tan indefinido, a la vez que conciso. En el desarrollo de la película descubriremos que en ella todo avanza del mismo modo, desde la contención, los detalles y la agudeza narrativa. En ella, su textura la convierte en una pieza muy concreta, fácilmente reivindicable.

Un simple saludo en el aeropuerto, el distanciamiento como marca de relación fragmentada, corrupta por un pasado aún incierto, dejan paso a una lánguida llegada a casa. Esperan su madre, otrora confidente, ora cuasi desconocida; su hermano pequeño, desconfiado, lejano; la ternura de su perro, animal de compañía siempre fiel, siempre iluso, carente de rencor. En los márgenes de lo aparente encontramos la realidad de Adrian (Cory Michael Smith), subyacente en cada uno de sus muecas, sus silencios abrazando lamentos internos, sus reacciones al ultra-catolicismo de la comunidad o el comportamiento hastío, a la par que vehemente, de un padre intentando modelar su hijo menor al considerarlo blando por su interés en el arte, en lugar de los deportes. Para él, es bastante con haber “fallado” educando a su primer hijo, no podría perdonarse que el pequeño se desvíe del mismo modo.

Su director, Yen Tan, expande en la película la historia que comenzó a sembrar con su corto homónimo unos años antes. Lo hace desarrollando un guion que trata de mostrar con rigor los sentimientos de sus personajes, su identidad, desde el subtexto. El estilo queda completo al generar una atmósfera claustrofóbica escogiendo planos cerrados, movimientos mínimos y cercanos de cámara, además de una fotografía granulada monocromática conscientemente subexpuesta, a la vez que fuertemente contrastada. El único respiro que nos queda son los momentos de afecto y humanidad que se despliegan de forma natural. Las fronteras se deshacen en pro del entendimiento en una época que venía marcada por doctrinas previas de odio y rechazo. Lo diferente se abraza ahora como esencial, la redención se resuelve en la mirada propia, y el desenlace nos regala un sendero de momentos agridulces que fácilmente humedecen nuestros lagrimales, dando un pinchacito en nuestro interior, mientras dibuja una mueca de sincera empatía en nuestras sonrisas.

Colaboración en RedrumCine.com
CarlosDL
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