Oscuro animal

Décadas de guerra civil en Colombia. Tres mujeres desconocidas entre sí lo pierden todo en sus vidas rurales en la selva. La primera, a su familia; la segunda, su libertad sexual; la tercera es obligada a formar parte de la guerra. Todas huyen de la selva hacia la ciudad para reconstruir sus vidas.

El guión tiene como objetivo transmitir la desolación de la mujer afectada por un “oscuro animal” que es la violencia sin capacidad de ser denunciada. A pesar de ser un tema rico en matices, Oscuro Animal propone un tratamiento de la historia que no logra transmitir la irracionalidad de la violencia armada entre compatriotas.

Felipe Guerrero ha elegido el silencio como arma narrativa para expresar esas emociones. En el guión no existen los diálogos y toda explicación se da a través de los gestos, las posturas y algunas bien fotografiadas escenas de agresión, conflicto o desolación. Sin embargo, nada de esto es suficiente.

Así como necesitaría mucha sutileza si estuviera repleta de diálogos, una película con este tema necesita mayor intensidad si va a ser silenciosa. Para capturar la realidad tan cruel de estos personajes, hace falta ver un despliegue más vertiginoso e inquieto de la acción, aunque no sea explícita.

La pasividad de la cámara es un error cuando se ha elegido que los protagonistas no se expresen con palabras. La cámara y el montaje son tan pasivos que dejan una impresión de letargo e impiden sentir las batallas de estas mujeres. Solo se puede contemplar. No hay suficiente 'carne' para sentirla. Por lo tanto, da la impresión de un guión inmaduro e incompleto.

Guerrero parte de la premisa que todos estamos tan familiarizados con las FARC o cualquier otro grupo terrorista que no es necesario mostrar nada de violencia. Eso es posible. Pero la mezcla entre silencio y falta de intensidad narrativa da como resultado la pérdida del interés. Las historias terminan siendo de una sola dimensión, totalmente planas (a pesar de no serlo). A estas mujeres les pasa algo y solo se trasladan para salvarse.

A pesar de ello, son acertadas las interpretaciones de estas tres aguerridas actrices que captan el formato propuesto y construyen emociones de la nada. Bueno, no de la nada. Quizás de sus propias experiencias personales con la guerra civil colombiana, porque el guión no otorga mayores herramientas para una narración atractiva.

Definitivamente en mi concepto, el protagonista sobresaliente es el silencio, que permite concentrarse en lo impecable de las escenas (que se notan muy bien planeadas y ejecutadas) y en la fotografía que contiene un destacado e incesante color verde cómplice.

Esta historia de violencia oscura colombiana, protagoniza también la necesidad de visibilizar ese infierno que todos saben que existe y que se esconde entre guerras, odios y venganzas ya históricas y es el abuso a la mujer.

Le pongo 3 solo por la fotografía que, realmente, es notable pero en realidad merecería un 1 porque en realidad no cuenta nada, pero lo hace de forma que pareciera que está contando algo trascendental. Por alguna razón que desconozco todos los usuarios que comentan dan por sentado que Guerrero está hablando de las F.A.R.C. cuando en ningún momento aparece ningún indicio de ello. Es más, ni siquiera se llega a saber si son guerrilleros, narcos o paramilitares ya que algunos usan una especie de uniforme pero otros van de playera así que podrían ser cualquier cosa. Tampoco se ve que hagan otra cosa que ir de un lado a otro, tomar cerveza y fumar así que tampoco por ahí se puede deducir gran cosa. En cuanto al escape de las protagonistas se limita a un paseo por el bosque ya que no sufren hambre ni sed, ni se encuentran con grupos armados de delincuentes, ni siquiera se ve que nadie las persiga ni nada cuando en Youtube hay cientos de videos de migrantes que intentan cruzar la selva del Darièn y se ve claramente que no es precisamente un paseo por el bosque. Solamente en una escena aparece un retén del ejército pero que parece estar más como decoración que otra cosa. Por otra parte, la marcación de los actores es casi fotográfica: se limitan a mirar a cámara sin expresión alguna y que cada cual le dé el significado que le parezca. En resumen, cuando no hay nada para contar, que no se note y algún gafapasta va a pensar que está ante una obra de arte y los demás, como los vasallos del emperador cuyo traje inexistente alababan para no pasar por tontos, van a ponerte por las nubes.