And Everything Is Going Fine

El actor, escritor y monologo Spalding Gray nacido en 1941, trabajó junto a Steven Soderbergh con un papel secundario en King of the Hill (1993), años después, el realizador toma uno de sus soliloquios, lo filma a él contándolo frente a la pantalla mientras va experimentando con la cámara en la película Gray's Anatomy (1996).

En el año 2001, Gray sufre un accidente automovilístico que lo deja con graves secuelas mientras vacacionaba en Irlanda, en 2004 se suicida deprimido por su condición y por la incapacidad de desenvolverse normalmente. En 2010 Soderbergh presenta este sentido documental que sirve como homenaje para acercarnos a la vida, obra, pensamiento y legado de este hombre.

Esta película está realizada de forma sencilla, se compone únicamente de videos de archivo de presentaciones de Gray, donde se va conociendo un poco del trabajo y en especial de su estilo, siempre referenciándose a sí mismo y su contexto, por tanto, esto sirve también como un relato autobiográfico, incluido, momentos devastadores como el suicidio de su madre cuando el era apenas un joven.

Además, se van entrelazando distintas entrevistas que le hicieron durante los ochentas y noventas, que funcionan para acercar aún más al espectador a su pensamiento. Sin duda, los momentos más álgidos del metraje se dan sobre el cierre, cuando cuenta su accidente, más las secuelas visibles que se notan, y como realmente ese evento lo marcó en el mejor momento de su vida al punto de llegar al trágico final que tuvo.

El filme fue musicalizado por Forrest Gray, uno de sus hijos, y fue montado por Susan Littenberg, editora de Gray's Anatomy, no olvidar la importancia que tuvo ella en ese filme. Aquí su trabajo es igual de significativo, logra recopilar y reducir a noventa minutos una enorme cantidad de metraje, en un trabajo muy de la mano con Soderbergh. Es curioso que las dos películas en las que ambos han trabajado sean relacionadas a Spalding.

En cuanto al guion, la película no tiene un guionista como tal, pero es claro que esto es parte del homenaje que el realizador pretende hacer, que este sea su despedida, el último monologo de su protagonista, porque en todo caso, salvo breves intervenciones de entrevistadores, lo que se escucha y vemos es un soliloquio de Gray.

Un trabajo muy personal de Soderbergh, para aquellos que sean fans de Spalding van a disfrutar mucho, para alguien alejado de su influencia, no deja de ser interesante y logra manejar un buen hilo narrativo, sin dejar de lado, los momentos más emocionales, lo que resulta mejor es que estos son contados por el propio Gray y no hay una recreación artificiosa que busque la lágrima fácil, sino que hay una completa naturalidad.