Contes de juillet

Dado que se trata de un proyecto realizado con jóvenes, las expresiones de los actores y las líneas que sueltan son tan directas como comprensibles, los dilemas son expresados con una verosimilitud y una frescura que nos facilita la inmersión en el relato. L'amie du dimanche es un reflejo de la sororidad de las adolescentes, que se enfadan cuando las dejan colgadas, se irritan cuando los chicos las agobian y se protegen cuando otra chica sufre. Un conflicto de celos e infidelidades que termina resolviéndose gracias a la amistad, volviendo a casa, dormida la una en el hombro de la otra en el bus de vuelta a casa.

Hanne et la fête nationale es quizás la historia màs poderosa del conjunto: Una estudiante pasa su último día en Francia, 14 de julio de 2016, antes de volverse a Noruega, donde la espera su novio. La obra comienza de manera chocante, con un amante dormido a los pies de la cama que se masturba mirando a la protagonista nada más despertarse. Un shock inicial que caricaturiza a los personajes en un primer momento con el propósito de atenuar las impresiones del espectador, pues no todo serán luces o sombras. Poco a poco se revelará que Andrea, el amante, no siempre se comporta de manera irracional ni que Hanne tenga siempre en consideración la gente a su alrededor. Hanne sale a las calles de París a ver el desfile militar. Hay una escena, de apenas unos segundos, que recuerda no sólo a Rohmer sino a quizás, su mejor discípulo: Hanne aparece en el centro de la imagen, oímos el ruido de los aviones y mira hacia arriba. La cámara se desplaza al cielo, los aviones pasan y la cámara vuelve a bajar a la imagen inmóvil de Hanne, al mismo tiempo que la música aparece: Técnica habitual del cine de Hong Sang Soo. Tras esto, la protagonista conoce a un chico que vendrá a buscarla a la residencia de estudiantes y cinco personajes se mezclan en un lío amoroso a cinco esquinas.

Brac consigue transformar un entorno carente de estética o encanto, el comedor vacío de una residencia de estudiantes, en una cápsula de armonía y entendimiento. Una noruega, un italiano, una francesa y un armenio pasan la noche de la fiesta nacional juntos, cantando, bailando, comiendo, bebiendo, amando. Una cápsula de cultura y sentimientos, de países y civilizaciones en una sala inocua y banal que sin embargo es a su manera una torre de babel, un germen de intercambio social e internacional que son el verdadero orgullo nacional, en enorme contraste con los desfiles militares obscenos que ocurren en las calles. Pero un error provoca que la noche termine mal y Hanne se marche sola al día siguiente.

Ironía del destino, en pleno rodaje tuvo lugar el atentado de Niza que dejó 86 muertos. Brac declaró que se vio obligado a incluírlo en la mesa de mezclas y es la radio quien nos anuncia el fatal desenlace mientras la cámara enfoca las ventanas de la silenciosa residencia de estudiantes, semivacía, casi fantasmagórica, esa burbuja de convivencia y fraternidad que explotó aquella noche. El grito de Hanne ante su error resuena el doble de fuerte cuando la locutora de la radio anuncia la tragedia y la historia se cierra con un final triste, con una maleta ruidosa que pasa al lado de un mástil con la bandera a media asta y dejándonos la impresión que esa habitación en la que la felicidad surgió ha de ser construída de nuevo.

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