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Tierra de abundancia

Drama Dos perspectivas diferentes de los Estados Unidos: la de un veterano de Vietnam y la de una joven. El soldado, herido en la guerra a los 18 años, está obsesionado con proteger la "tierra de la libertad", y los atentados del 11 de Septiembre de 2001 remueven en él los fantasmas del pasado; es un hombre sin amigos y sin vínculos familiares. Por su parte, Lana es una joven idealista que ha vivido en África y Europa los últimos diez años. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
13 de mayo de 2005
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Tierra de abundancia” es una nueva mirada a la situación de este país y de sus ciudadanos tras los atentados del 11-S, mezcla de paranoia y terror colectivo, encarnado en la figura de su protagonista masculino. El ya veterano John Diehl ocupa el papel de Paul, un ex-combatiente de Vietnam con rasgos paranoides y síntomas de estrés-postraumático que personaliza el terror infundido por los gobernantes de una nación, más preocupada por fantasmas externos que por sus propios problemas internos. Es aquí donde aparece el primer problema: su personaje está demasiado estereotipado, muy caracterizado y poco creíble. Solo si el objetivo de Wenders era construir una metáfora de una sociedad, entonces quizás tenga algo de razón.

En el otro extremo del continuo se encuentra su sobrina Lana, a la que da vida una angelical Michelle Williams, joven nacida en los Estados Unidos pero criada en Israel. Su rostro es la viva ingenuidad, alguien que añora su país pero que al mismo tiempo lo mira con una mezcla de comprensión y rareza. Un personaje tan diferente al protagonista masculino como complementario al mismo tiempo. Así, bajo la excusa de llevar el cuerpo de un joven árabe asesinado a su hermano, ambos se unirán en un viaje de carácter iniciático donde descubrirán que el mundo no es de un solo color, sino que adquiere tintes grisáceos.

Rodada en vídeo digital y con la ayuda de una fotografía excepcional, Wenders filma los ambientes urbanos de Los Ángeles de manera magistral. En este sentido, es casi admirable la manera de representar esas zonas tan olvidadas de la famosa ciudad, la otra cara de esa “tierra de la abundancia” a la que hace honor el título de su film. El ritmo de las imágenes es cadencioso, incluso hipnótico pero la repetición de esquemas hace que la película se vuelva un tanto aburrida por momentos. Y es que lo que en un principio sorprende y atrae, termina por repetirse y desenganchar a la audiencia. La banda sonora es también digna de comentar, conociendo el buen gusto de este director por la buena música.

“Tierra de abundancia” podría pasar por la versión madura y adulta de ese panfleto demagógico que es “Fahrenheit 9/11” si no fuera por su toque moralizante y su fondo, un tanto repetido (si señor, ya sabemos que todos los árabes no son “malos”). Por momentos está a punto de mostrarse complaciente con cierto sector (bastante político) de la crítica, algo que realmente no sé si es lo que busca su director. Digamos que funciona más como una visión de esa otra América que no estamos acostumbrados a ver, que como una reflexión sobre el efecto que ha causado en la población la política del actual gobierno norteamericano. Por tanto, no se pueden perdonar 1h y 40min de metraje a cambio de unos últimos 20 minutos ejemplares, donde finalmente Wenders muestra sus cartas y donde el espectador aprecia lo que pudo ser y no fue.
Thug_Life
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5 de abril de 2006
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Wim Wenders, autor del argumento con Scott Derrickson y del guión con Michael Meredith. Rodada en LA, Trona (LA) y NYC, con una cámara de video digital, en 16 días, a partir del 26-IX-2003. Nominada al León de oro, ganó el premio UNESCO del Festival de Venecia. Obtuvo una nominación al German Film Award a la mejor fotografía. Se estrenó el 19-IV-2004.

La acción tiene lugar en LA, Trona (LA) y NYC, entre las 8 de la mañana del 12 y las últimas horas del 18-IX-2003. Narra la historia de Paul (John Diehl), veterano del Vietnam, herido a los 18 años, de algo más de 50, obsesivamente patriótico, vive un delirio de ansiedad ante el temor de un nuevo atentado. No tiene amigos y ha roto todos los vínculos familiares. Su sobrina Lana (Michelle Williams), nacida en Ohio, de 20 años, hija de su hermana misionera, casada con un misionero, ha regresado al país desde Tel Aviv, después de una larga estancia en África y Palestina. Quiere cumplir el encargo de entregar a Paul una carta que su madre le escribió poco antes de morir. Se propone trabajar en los servicios de atención a los "sin techo" de LA, sostenidos por una misión confesional cristiana. Es ingenua, idealista, abierta, comprensiva y pacífica.

El contraste entre los dos personajes permite al realizador explicar la realidad de los EEUU desde dos puntos de vista diferentes y complementarios. Paul personifica el belicismo, el fanatismo y los sentimientos de miedo. Lana encarna la juventud, la inexperiencia, la generosidad y, sobre todo, los deseos de ayudar al mundo a ser más justo y más humano. Situada entre los dos puntos de vista, la película muestra cómo el país más poderoso del mundo, tras el 11-IX-2001, se ha encerrado en sí mismo, no ha analizado las causas del hecho, ha apelado a sentimientos primarios y ha dejado de lado la autocrítica y los deseos de aprender. Paul es un hombre honrado, digno de respeto y comprensión. Lana, generosa e idealista, es encantadora y admirable.

La música original se complementa con la canción que da título a la obra, escrita e interpretada por Leonard Coen, y con "Looking For Water", de David Bowie. La fotografía subraya mediante contrastes la imagen de un país conmocionado. La estética visual es realista y documentalista, apoyada en el uso en mano de una cámara de vídeo. El guión, pensado y escirto en pocas semanas, elabora una excelente descripción de los personajes protagonistas. La acción constituye una invitación a la reflexión y la autocrítica. La interpretación de los protagonistas es excelente. La intervención de Lana se beneficia de que su papel fue escrito a su medida y pensando en ella. La dirección adopta una posición equilibrada y respetuosa. No formula reproches, no aporta descalificaciones y no imparte lecciones. Contiene sugerencias e invitaciones.

Película serena, de mirada comprensiva y afectuosa, refleja mejor el punto de vista europeo que el americano.
Miquel
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31 de enero de 2007
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La transformación del mundo es una empresa titánica no tanto por su magnitud, por el conjunto de cosas que han de hacerse o resultan útiles, como por la valentía que exige enfrentar la cotidianidad con las personas en el centro de la vida. Ese cebador necesario prende difícilmente en nuestras sociedades, presas de la falta de confianza y de la angustia, más propia del arrojado a un mundo extraño, que pretende ser acallada con la acumulación, con el ensalzamiento de la cosa. Pero de consumidores pasamos así a ser consumidos. Por supuesto, la utopía merece la pena ser vivida, pero pasa por una transformación personal realmente valiente donde el miedo sea acallado por la confianza. La tarea tiene lugar en cada uno, esa es la dimensión verdaderamente importante, pues movilizados por el miedo no encontraremos más que su justificación a nuestro alrededor. El mundo es entonces visto a través de las gafas para visión térmica del militar. Veríamos con los ojos de la víctima. Todo encajaría a la perfección con nuestros temores. Le ocurre esto al veterano de guerra o a todo un país con un potencial humano descomunal. Ambos están sufriendo por el maltrato. Por eso, lo que es realmente difícil es escuchar las voces de los que se fueron y ahogar con ellas los gritos de venganza de los que quedan. Porque aquellas son ahora valientes en su sueño y las nuestras hablan todavía por la oscura boca del miedo. Y, dicho sea de paso, creo que me he enamorado de Lana.
ROMO
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18 de octubre de 2005
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Wenders es un cine para aquellos que quieren ver algo más que puro entretenimiento, y éste película es un gran ejemplo; Wenders nos muestra historias que no se muestran nunca en los mass media, historias reales como la vida misma que nos dan un toque de atención en el cerebro y el corazón, que nos hace preguntarnos si realmente sabemos qué está ocurriendo en el mundo. Al lado de películas puramente comerciales mostrando el lado rosa de la vida, nos encontramos de repente con películas que hacen lo contrario, sin por ello, dejar de ser hermosas, porque esta película es hermosa, contiene la poesía que se halla encerrada en la dureza de la vida misma: una joven idealista buscando su identidad, la generosidad de personas que dedican su vida a los demás sin sacar nada a cambio, personas "perdidas" dentro de sí mismas que encuentran a alguien que les escucha,... Todo ello, acompañado de una banda sonora muy bien escogida, cada canción tiene un mensaje en la escena en que se encuentra.
Han Vancouver
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15 de marzo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está película no tiene tanto que ver con el 11-S y sus secuelas como con la oscura esencia de una America oculta que no sale en televisión; un sustrato de alienación, desarraigo social y paranoia que corroe los cimientos del país desde los años 70. Wenders conoce bien ese mundo, y creo que para él es una labor social sacarlo a luz, y posiblemente ello supone uno de los puntos flojos de la película. Toda la historia gira entorno a Paul y Lana. Paul es un veterano de guerra paranoico que se dedica a hacer rondas en su furgoneta en busca de posibles terroristas. Este personaje responde al estereotipo del varón blanco, asalariado, veterano de guerra, que se gasta el dinero en armas y profesa un absurdo patriotismo mal entendido. Pero Wnders va mucho mas allá: Paul es un hombre en ruinas, está completamente perturbado y la magnitud de su locura solo puede entenderse viendo la película: sus tranquilidad helada, su cordialidad fría, alejada de toda humanidad, su paranoia... es un personaje sin ninguna posibilidad de redención. Wenders dedica mucho tiempo a recrear la locura de Paul, y ese es uno de los mayores atractivos de la película (suponiendo que el espectador este interesado en comprender esa America oculta de la que nos habla Wenders).

El personaje de Lana responde también a otro estereotipo; el de la joven americana con conciencia social, activista de derechos civiles, colaboradora con ONGs, caracterizada por un idealismo inmaduro. Podría parecer que Lana es un personaje blanco, en contraste con Paul, pero nada mas lejos de la realidad. Lana esta casi tan alienada como Paul; y de nuevo Wenders dedica mucho esfuerzo a recrearnos su desorientación. A partir de aquí (la presentación de los personajes, los primeros acontecimientos), la película va en dirección a ninguna parte: una historia de redención es imposible con estos personajes, pero Wenders intenta llevar la película hacia algún punto equidistante a la redención y al horror, y en mi opinión falla estrepitosamente.
Amarok
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