El año del conejo

Mediando sus 50 años, Pepé Pinelli un hombre se replantea su vida familiar y laboral.


Soy un gran fanático del cine argentino, tiene sus producciones buenas, muy buenas o malas, en este caso está en la parte de las buenas.

La historia es interesante, está muy bien filmada, Fernando Ayala plasma bien con el guion de Oscar Viale la historia de una familia común que se expanden más.

La música bien hecha, bien ochentera.

De las actuaciones nadie se queja porque son excelentes. Federico Luppi demostrando que puede hacer papeles cómicos. Destaco una escena en la que está en un hospital. Estalle de la risa.

Luisina Brando como su mujer en un papel bien hecho, pero un poco caricaturesco.

Lo mejor de la película, para mí, fue Juan Carlos Dual (su última película) en su papel como Sergio. Actúa muy bien, las escenas que tiene con Luppi son muy graciosas.

Los demás estuvieron bien.

Una cosa que me sorprendió fue el final, no me lo esperaba, porque siempre lo adivinas, pero en este caso no.

Algo que no me gusto, fue que Ulises Dumont (un gran actor) quedo muy desaprovechado, quedo muy abandonado, aparece en dos escenas nomas, me hubiera gustado que apareciera mas.


Resumiendo, es una comedia dramática buena, con sus buenos toques de humor, la dirección es buena, la música bien, el guion es bueno, las actuaciones son excelentes (destacando Luppi y Dual). La recomiendo, véanla, pero no es para todos los públicos.

Nota: 7/10
Verde, Pulgar Arriba.

Después de 2 películas sumamente fallidos, Ayala, regresa a la critica social con esta interesante reflexión sobre la clase media, retratando a una familia, y sobre todo a un matrimonio que lleva 20 años de casados, con 2 hijos, el acaba de cumplir 55 y ella anda en los 45, más o menos, la película nos va contando la vida de ellos una vez que se separan y empieza cada uno a hacer su propio camino, sus nuevos trabajos, parejas, etc.
Lo mejor, el retrato que hace de la clase media argentina de los 80, también al principio como muestra el paso del tiempo en el protagonista, lo que le cuesta reconocer que dentro de unos años entrará en la vejez, su humor bastante amargo, aunque al final perdona vidas.

Los mismos directores, productores y varios actores trataron de recrear, sin éxito, el formidable éxito de 1981 'Plata Dulce', con el mismo tono costumbrista y con cierto marco histórico, en este caso las mesas de dinero. Y un protagonista, que de buenas a primeras intenta cambiar su rutinaria vida con un golpe de suerte económico, la crisis familiar, y la resolución final que deja gusto a poco.
El tono no es certero: no queda claro si es una comedia o un drama; hay momentos en el que el clima paródico o grotesco, quedan completamente descolocados.
Los actores y la dirección parecen hacer todo de memoria, como un trámite; se descubre aburrida, repetitiva, como si la hubiéramos visto antes... pero en otros films; incluso Luppi se imita a si mismo, recordando al tragicómico Boniffati de 'Plata Dulce'.
Y los pecados del cine argentino de la democracia, a partir de 1983, que opacaban algunas buenas cintas: personajes caricaturescos, escenas de sexo y desnudo innecesarios pero muy previsibles, moraleja poco clara, sin resolver varios items...
Un traspié que no está a la altura de la ya nombrada 'Plata Dulce', y de las valiosas 'Últimos días de la víctima', 'El arreglo', 'Tiempo de revancha' o 'No habrá penas ni olvido'

El liviano tono de la narración y sobre todo la insufrible banda sonora -musiquilla de telenovela cutre, que taladra los oídos de manera incesante- la hacen parecer efectivamente como el capítulo de una mala serie de televisión, igual de falso y estirado como desprovisto de interés. En algunos momentos parece que va a ir a más, cuando plantea una visión del divorcio por ejemplo, pero todo queda en una monótona sucesión de escenas abruptas a cual mas ridícula y sonrojante. No logra desarrollar un tema debido a la baja calidad de los diálogos -cuando no insípidos directamente atroces o muy sobreactuados- y el guión es un insulso pastiche que en su única aspiración de llenar el tiempo de metraje establecido, ni siquiera se muestra capaz de distraer al espectador con los placeres cinematográficos más básicos.

Luppi está desganado, soso, desfallecido... cuando sus mejores películas las hizo entre diez y quince años después, haciendo gala de una memorable impronta de vehemencia y efusividad en practicamente todas ellas. Aunque en las anteriores 'El arreglo' (1983) e incluso en la denostada 'Sobredosis' (1986), ambas del mismo director también muestra una personalidad arrolladora. Recuerdo que ambas me la vi sin pestañear.