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Babenco: Alguém Tem que Ouvir o Coração e Dizer Parou

Documental Una mezcla de dos nacionalidades, un maestro de la imagen en movimiento, Héctor fue en la vida un poco de todo: desde un vendedor de tumbas hasta un extra de spaghetti western, desde un fotógrafo de asadores hasta un director de cine nominado al Oscar. Polémico, controvertido, exigente y genial, ganó en Locarno, compitió en Cannes, brilló en Hollywood y dirigió titanes como Meryl Streep, Jack Nicholson y Willem Dafoe. Fue un gran ... [+]
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
4 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como cada noviembre me tomé un buen rato para recorrer la grilla con la oferta del Festival Internacional de Cine de nuestra ciudad, Mar del Plata. Si bien nos gustaría asistir a ver más películas, la realidad es que por trabajo (las clases terminan en diciembre) o por razones personales, nunca superamos las 6 o 7 películas por festival. En 2019 fueron unas cinco -dos brasileras- de las cuales una de ellas fue "Babenco: alguem tem que ouvir o coracao e dize: parou".

"Babenco: alguem tem que ouvir o coracao e dize: parou", dirigida por la actriz Barbara Paz y presentada en el marco de la sección del festival "Panorama nuevos autores" -de hecho es su ópera prima- nos narra en primera persona los últimos días del director Héctor Babenco, en compañía de su esposa, la directora del documental. Según Barbara Paz su "mayor responsabilidad fue hacer una película sobre este hombre que luchó toda la vida con una enfermedad y sólo se mantuvo vivo gracias al cine". Recordemos que la enfermedad de Babenco -eje central del documental- se diagnosticó hace más de 30 años y si bien esto no le impidió alejarse del cine, como bien se narra en la película, muchas veces limitó el trabajo al punto tal de abandonar rodajes a la mitad o bien retrasar el trabajo.

"Babenco: alguem tem que ouvir o coracao e dize: parou", rodada en blanco y negro alterna las duras e íntimas escenas (o vivencias) de Babenco en los hospitales durante el tratamiento de su enfermedad - no siempre consciente y lúcido- con escenas de la propia filmografía de Babenco y otras imágenes de archivo del director. Gran parte de estas alternancias -sumamente cuidadas y con una coherencia notable- son con escenas de Willem Dafoe en "Mi amigo hindú" (2015), alter ego de Babenco, que contaba una historia similar a la del documental en cuestión.

¿Por qué haber asistido a una película donde se narra la muerte en primera persona? "¿Por qué elegiste una película sobre enfermedad y muerte si siempre las evitas"? (esto lo escuché en casa al volver del cine). Alguien podría, con bastante razón reprochar algo de morbo y una intromisión desagradable en la intimidad de un enfermo, con solo ver algunas escenas y lo delicado del asunto. Lo cierto es que a pesar de la veracidad de lo dicho anteriormente hay algunas razones (también válidas) para no dejar de ver esta película.

En primer lugar la admiración por un notable director que supo alcanzar grandes resultados filmando con actores reconocidos y consagrados como con actores amateurs. Hay una escena hermosa al principio de la película donde Paz plantea una dificultad al momento de enfocar con su cámara y Babenco desde su camilla y con una irrenunciable vocación de maestro le da consejos a su esposa y directora del documental. En algún sentido esta escena nos devuelve a la idea original planteada por Paz más arriba.

Al momento de asistir a la película habíamos visto y disfrutado casi en orden cronológico de su filmografía varias de sus películas: "Lúcio Flavio, o passageiro da agonía" (1977), la en su momento escandalosa "Pixote, la ley del más debil" (1981), la bellísima adaptación de la novela de Manuel Puig "El beso de la mujer araña" (1985), "Carandiru" (2003), la no tan bellísima adaptación del libro de Alan Pauls "El pasado" (2007). Casi todas comparten un fuerte tono de denuncia social que no deja indiferente al espectador e invitan a la reflexión política.

Por ultimo, teniendo en cuenta que Babenco nació y vivió hasta los 18 años en Mar del Plata, la presentación del documental en el festival internacional de su ciudad me pareció una forma particular de reencuentro (particular pero reencuentro al fin), que era digno de presenciar. En la primera de las proyecciones en el cine Ambassador -lamentablemente asistimos a la del miércoles 13- asistieron dos de sus hermanos, una de sus hijas y por su puesto la propia directora Barbara Paz. El gran ausente a la cita fue el homenaje oficial de la organización del festival a un director que nació en esta ciudad y que jamás se lo reconoció como tal. Pero esta es otra historia...

Por estas razones recomiendo ver este documental, que a pesar de su dureza, es un desafío a la muerte, al olvido y también una reivindicación oportuna y en mayúsculas del cine.

https://literaturaycinelatinoamericano.blogspot.com/
juanmdq84
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