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Mi vida con John F. Donovan

Drama Un conocido actor norteamericano mantiene correspondencia con un niño británico de once años, un hecho que tendrá inesperadas repercusiones. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
25 de marzo de 2020
25 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por supuesto no es un "10", pero desde luego no es un "5,8" y esta es mi pequeña aportación para tratar de subir la nota. "La vida y muerte de John F. Donovan" es una fantasía, una fantasía del Xavier Dolan que escribía cartas a Leonardo DiCaprio y Susan Sarandon, es la fantasía de un niño que se convirtió en el confidente de su dios. Creo que el punto de partida no puede ser más sugerente, después entramos en un melodrama de amores imposibles, drogas, escándalos, incomprensión y todo eso que acompaña a los famosos. En ocasiones tengo la sensación de que falta algo, tramas perdidas como la de Amy, mentores que aparecen mágicamente... Aunque esto probablemente venga dado por la información que tenemos de antemano, que si se cortó a Jessica Chastain, que si remontó la película, la sacó de Cannes y un largo etcétera que ha pospuesto el estreno de la película. Pero debemos ver la película que nos llega, disfrutarla sin pensar en la historia que le ha precedido.

Nadie retrata las relaciones madre-hijo como Dolan, de una forma tan honesta, real, dura y tierna. El problema de contar con Natalie Portman y su admirada Susan Sarandon es que queremos verlas siempre a ellas, la escena de Sarandon bebiendo whisky con la lengua desatada no podía faltar. Jacob Tremblay está sublime, es increíble lo que ha conseguido este niño, que no es un niño de once años, pero nos da igual porque ha pasado cinco años encerrado en una habitación y le entendemos. Los actores son extraordinarios, están extraordinarios, Chastain está extraordinaria sin aparecer en un solo fotograma, eso ya lo sabemos. A mi ya me merece la pena ver una película en la que trabaja Natalie Portman. La trama esa del actor famoso gay que lo oculta avergonzado me interesa menos, aunque el propio director parece reírse de los temas que están trillados por la cultura millenial de sufridores del primer mundo. No es imprescindible, aunque luego cierre para que lo parezca, y nos quita tiempo de Portman y Sarandon.

Dolan utiliza a lo mejor de Hollywood para contar una historia sobre la fama, no puede haber un film más del primer mundo. Pero es lo suficientemente inteligente como para situarnos allí, ahí está el personaje de Thandie Newton, una periodista que cubre malarias, guerras o cosas así, resistiéndose a contar esta historia. Pero luego estamos todos nosotros llorando a moco tendido al ver que una madre y su hijo se quieren, abrazándose mientras suena "Stand by me". Por cierto, increíble Gabriel Yared con esa orquesta en pleno, remarcando los sentimientos, algunos dirán que es una partitura fácil o demasiado grandilocuente, bueno, en eso consiste el melodrama. Se trata del Dolan más "mainstream", más Hollywood, con sus dramas y sus reflexiones, pero a ritmo de Adele, con paparazzi, muy coming-of-age.
palvarvurrest
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18 de abril de 2020
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Death & Life of John F. Donovan nos presenta, para mi gusto, la mejor pieza que ha producido el joven director canadiense. Y eso que ya logró conquistar Cannes siendo el director más precoz en conseguirlo con Mommy (2014).

Dolan es conocido como L’enfant terrible del cine mainstream por sus temas abiertamente homosexuales. Tiene una formar de editar abiertamente abrupta y, en ocasiones, gratuita. Encaja canciones actuales en momentos no siempre idóneos. No escatima en sobreactuaciones.Etc. En general, no le importa terminar con un producto manifiestamente mejorable. De ahí que muchos se pregunten porqué ha logrado tener tanta fama y reconocimiento desde su primera película Yo maté a mi madre (2009), que la rodó cuando solo tenía 19 años.

The Death & Life of John F. Donovan ha sido una de las películas malditas más famosas de los últimos años: el primer montaje era de 4 horas, se recortó todo el personaje de Jessica Chastain. En ciertos países como España aún ni se ha estrenado y eso que Dolan ya ha grabado y estrenado otra con la que compitió en Cannes en 2019: Matthias et Maxime.

The Death & Life of John F. Donovan (2018) es la primera película donde abandona sus raíces francófonas y se rodea de un elenco de actores de hollywood notable. Todos están bastante bien. Mención especial a Ben Schnetzer, que rodeado de tanta estrella quizás sea eclipsado y me parece, sobre todo en la primera mitad de la película, que hace un gran papel en el poco hueco que tiene.

La película trata sobre la correspondencia entre un niño y un famoso actor de televisión. Se tocan temas como la soledad, el bullying, la homosexualidad, la fama no asimilada, las rencillas familiares y el mundo del cine.

Durante el metraje observamos todas las aristas del cuadrado Dolan de siempre, pero, esta vez, tenemos una película mucho más comedida, contenida y seria (dentro del torrente que debe de ser el universo Dolan). Así, hay momentos un poco gratuitos pero que se deben, pienso yo, a que Dolan tiene su estilo y tras 7 películas nos está dejando claro que le da igual y que esto es lo que él quiere hacer.

Para mi gusto, el canadiense debería de seguir esta senda con mayor precisión en la edición y con un guión con varias aristas como el que encontramos en The Death & Life of John F. Donovan.

https://serycine.wordpress.com/
JGC
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2 de abril de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya lo dije con anterioridad en el comentario sobre “Matthias & Maxime”, el último film estrenado en nuestro país de Xavier Dolan, pero, tras visionar “Mi vida con John F. Donovan”, pero que era anterior a la mencionada aunque no estrenada en cines, lo vuelvo a repetir: al director Xavier Dolan la crítica profesional le tiene muchas ganas. Sus viles e injustificadas críticas (si es que así se les pudiera llamar), parecen responder más a una moda o una exigencia de altas esferas más que a unas opiniones con formación o conocimiento. Es más, dudo que algunos de los firmantes la hayan visto y, si no fuera así, carecen de gusto. Parece que nos encontramos más en una red dedicada a los que gusten de la caza y pesca, como “Jara y sedal” o a seguidores del programa de TVE “Parlamento” que para fans del cine.

“Mi vida con John F. Donovan” no es de lo mejor de su autor, pero es un film, a pesar de sus defectos, interesante, mucho más que bastantes basuras que se estrenan y que se justifican con más irritante benevolencia.

Este film tuvo toda clase de problemas, sobre todo a la hora de montarla. Posiblemente se intentaban contar demasiadas cosas, un fallo que a estas alturas en la trayectoria de Dolan choca bastante, y de su primera versión, que rondaba las cuatro horas, finalmente se ha quedado en la mitad, incluso el personaje interpretado por Jessica Chastain, desaparecía por completo del film, con las consiguientes disculpas de su director hacia la actriz, lo cual ya ensombreció para muchos su resultado final. También hubo un cambio de última hora con un personaje, el de Miss Kureshi, que iba a interpretar la cantante Adele, que participa en su banda sonora, con la ha seguido colaborando en sus videoclips, y pasó a encarnar Amara Karan.

El caso es que solamente por el reparto que tiene, seguro, que hubiera tenido su público. Por cierto, hacen un trabajo más que decente y no hay ninguno que haga una mala labor. A su favor diremos que también posee una notable banda sonora original, que incluye muchas canciones, como siempre en el cine de Dolan. Su factura técnica está cuidada y en ningún momento se hace ni pesada ni farragosa.

Al tratarse de la primera producción en inglés de Dolan, tener a un extenso reparto con papeles de distinta duración, lógico, y tramas que, algunas, o quizás por culpa del montaje, se queden en irrelevantes, a veces, hay cosas que no terminan por quedar claras. Puede que sean razones para que “Mi vida con John F. Donovan” no termine siendo un film redondo, pero nunca hablamos de una película defectuosa o sin interés, ya que al menos en mi opinión, Dolan no ha realizado hasta la fecha una película mala, ni siquiera mediocre. Ya quisieran muchos “autores” tener una media tan respetable en su filmografía.

No sé qué deparará el futuro a Dolan como director, ya que como actor él sigue su trayectoria, y este año ha sido nominado como mejor actor de reparto a los Cesars del cine francés por “Las ilusiones perdidas”, la gran triunfadora del año en Francia, y puede continúe con sus videoclips o anuncios. Pero cabe recordar que también participa en el vestuario de sus films, así como en el guion, la producción y la banda sonora. A sus treinta y tres años recién cumplidos puede tener algún batazo en su camino, pero seguro es que puede dar obras maestras. Le ha pasado a directores menos expertos y menos creativos que él, así que ya está bien de despreciar sin motivo a los que poseen talento y de arropar a “chiquichanclas”, posiblemente más políticamente correctos, pero infinitamente más previsibles, opacos y menos arriesgados que Dolan. Y punto.
Maggie Smee
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17 de septiembre de 2021
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Dolan, a veces interesante, en muy pocas ocasiones fascinante y generalmente insufrible, tiene un defecto muy grave e insoslayable para su narcisista personalidad: su obra siempre habla de él mismo. Es como si nada le interesase salvo su, en muchas ocasiones, patético mundo. Patético por egocéntrico, presumido, onanista e histérico. A otros directores les ha pasado algo parecido, pero no todo el rato, por ejemplo al peor Woody Allen y además Dolan suma a esto el efecto "vergüenza ajena".

No se trata de valorar a los personajes, si representan esto o lo otro y menos hacer juicios morales, porque con personajes repulsivos se pueden hacer grandes obras, ejemplos hay a patadas. Por ejemplo, creo que fue Carlos Boyero el que definió con precisión de cirujano a James Dean: "Niñato histérico que reclama una comprensión que no merece". Sin embargo si nos referimos a "Al este del Edén", su personaje encaja en el contexto de la narración, sus reacciones, por infantiles, caprichosas o estúpidas que nos parezcan, resultan creíbles. Por lo tanto, se trata de credibilidad, de construir personajes que puedas reconocer, aunque no los aceptes, te caigan mal o, como se dice ahora, con los que no empatices en absoluto.

Dolan crea dramas o dramones artificiales, sin ninguna consistencia ni credibilidad, de plástico, de cartón piedra. Esta película es un buen ejemplo, concretamente:

- La base dramática que une a los dos protagonistas nos la podemos cargar de un plumazo. No hay nada de escandaloso ni dramático en que se descubra las cartas de un adulto con un niño si, como dice el ahora joven, eran las cartas de una especie de hermano mayor. Más tarde, Dolan parece jugar al despiste (en spoiler).

- La relación madre del niño con el niño es lo peor de la película. El niño es irritante y absolutamente repelente e insoportable, cuánta razón tenía Hitchcock. Natalie Portman naufraga con esas frases que le hacen recitar y que suenan falsas y teatrales.

-He leído aquí que la relación del alter ego de Dolan y su madre es de "telenovela cutre". Yo diría que debería haberse quedado en fotonovela, ni tan siquiera debería haber llegado a la televisión. Sarandon parece perdida con esos diálogos en los que parece no creer ni en un solo momento. Otro tanto Kathy Bates, en un pequeño papel de representante que se parece al que interpretó en "Primary colors".

- La relación de la periodista africana con el carteado es también un conflicto inventado que suena a hueco. Le cala desde el principio: "Son problemas entre niñatos del primer mundo". Su conversión a la causa no es que esté mal narrada, es que no está desarrollada, es una conversión divina por su espontaneidad y poco creíble.

- Lo único que funciona a medias es la relación del actor con su ligue secreto. Es cierto que los capullos de la industria del cine o de la música popular imponían a sus artistas quedarse en el armario en aras de la carrera profesional de sus representados y de mejores resultados económicos. Una premisa estúpida y que considera al público como menor de edad o bobo, tomad nota sus admiradores, pero una premisa cierta y ejemplos hay bastantes y algunos tremendos: el pobre Rock Hudson salió del armario cuando su enfermedad no tenía remedio. Otros: Kevin Spacey y el movimiento Me Too o, en el mundo de la música, Ricky Martin, George Michael o Miguel Bosé.

Ahora bien, Dolan se pregunta hasta que punto es necesario que el público conozca la vida de los "artistas" sin que éste pueda verse acosado/atormentado. Habría que recordarle que a los grandes artistas les importaba un comino lo que pensara el público de ellos y más si vas de maldito. La seguridad en sí mismos y en la rotundidad de su obra les hace ser, en la mayoría de los casos, bastante soberbios ya que están seguros de que la gloria artística llegará tarde o temprano, vivos o muertos. Incluso Van Gogh pintó hasta el final de sus días. La inseguridad no es un rasgo que defina la personalidad de ningún gran artista, aunque tuvieran sus momentos de flaqueza. Por lo tanto, el público solía importarles una mierda siempre que pagaran por su obra y a los que apreciamos su obra no nos importa nada su vida salvo como marco. Nos da igual que sean santos o demonios, héroes o villanos (lo más habitual) y mucho menos su sexualidad. Por sus obras les conoceréis.

Por lo tanto el dilema del actor, el dilema de Dolan es el de un artista pequeño, banal y pretencioso, más bien no es el de un artista sino el de un integrante de la industria artística, en este caso, cinematográfica. No sé si ese dilema estuvo alguna vez en la cabeza de Dolan pero es muy pequeño, enano igual que los conflictos de los personajes de esta película
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bartleby
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1 de abril de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Death & Life of John F.Donovan, séptimo film en la carrera de Xavier Dolan, recopila elementos de todos sus films anteriores: conflictos interiores, relaciones maternales difíciles, intensidad emocional, uso dramático de la banda sonora, momentos intimistas de gran sensibilidad.

El film tiene su origen en la carta que el propio Dolan escribió a Leonardo DiCaprio después de ver Titanic 5 veces a los 8 años. La película recrea un intercambio epistolar entre un exitoso actor y un niño durante años, que plantea las dudas sobre qué tipo de relación se puede establecer entre dos personas tan distantes (en edad y en circunstancias). Evidentemente aparecen los fantasmas marca de la casa de rechazo ante homosexualidad latente, o la hipersensibilidad de un niño que se sabe diferente a su entorno. Seguimos en el Universo Dolan.

El guión hace aguas por todas partes: no revela el contenido de las cartas con lo que el espectador se queda sin entender el motivo del escándalo, la trama se vuelve atropellada (el primer montaje de 4 horas se redujo a 123 min y por el camino hemos perdido escenas que hubieran ayudado), Dolan se entrega al mainstream más absoluto con momentos que rozan el sentimentalismo de tvmovie.

A pesar de todo eso, Dolan se salva gracias a unas interpretaciones brillantes (en especial el niño protagonista Jacob Tremblay), peró también Kit Harington, y los secundarios de lujo (Natalie Portman, Kathy Bates, Susan Sarandon...), la fotografía de su habitual André Turpin y sobretodo esa intensa emoción que transpira cada uno de sus fotogramas.
Mauri
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