Microcosmos

He nacido con la luz del día. Moriré con la luz del día. Nunca pude tener mi propio nombre. Nunca alcé mis ojos más allá de las hojas. Vengo del mantillo y volveré al mantillo. Nunca he soñado. Siempre he servido. Babeo, tejo, lucho, devoro, asesino, espero, cortejo, sobrevuelo, observo, espero, enhebro, empujo, creo, destruyo.

Soy la Cleopatra de los brezos, el Napoleón de los helechos, la Charlotte Corday de las malas hierbas, el Richard Burton de las lagunas, la Boadicea de los pantanos. Soy el sapo, la libélula, la mariquita, el caracol, el escarabajo, la mariposa y otros muchos soy de los que nacen, crecen, se reproducen y mueren en el Microcosmos.

No soy nada pero sostengo todo.

Soy ínfimo y sin embargo, ellos bajaron a mi reino y me hicieron eterno.

De aventuras cuando un escarabajo pelotero transporta su pelotilla de un lado a otro con la dificultad que ello implica sobre el terreno.
De gore cuando un saltamontes queda atrapado en una tela de araña y la propietaria de ésta va a encargarse de susodicho insecto.
De comedia cuando algunas libélulas se disputan su terreno realizando divertidos juegos de equilibrio.
De western cuando una tropa de artrópodos avanza en fila india hacía un destino incierto como si de una hilera de carros del viejo oeste se tratara.
De catástrofes cuando la lluvia empieza a descargar y los pequeños insectos se ven asaltados por multitud de glaciales formas que provienen del cielo.
De romance cuando un sapo, escondido entre las turbias aguas, transporta los huevos de sus pequeños en el lomo.
De fantasía todos y cada uno de los minutos que componen este pedazo de vida, que nos muestra el otro lado del planeta tierra, el lado que nosotros no poblamos ni ensuciamos... y de terror, pensar que a cada hora, a cada minuto, este pequeño microcosmos se desvanece debido a la poca consciencia de unos seres que, en efecto, sólo se ven a ellos mismos, tanto en el cine, como en la vida.

MICROCOSMOS es un notable documental sobre el mundo de los insectos; no una obra excelente del nivel de "Baraka", pero sí aproximada y en la misma línea de maravillosas tomas fotográficas, aunque en el caso que nos ocupa enfocadas hacia lo micro de la naturaleza: el mundo de los insectos.

Las únicas y breves palabras se escuchan al inicio: "Una pradera a primera hora de la mañana, en cualquier parte de la Tierra. Oculto en esta pradera hay un mundo inmenso, tan enorme como un planeta. La maleza se transforma en una selva impenetrable, las piedras en montañas e incluso la más pequeña charca es como un gran océano. El tiempo transcurre de una manera diferente, una hora es como un día, un día como una estación, una estación es toda una vida; pero para acercarnos a este mundo tenemos que aprender a estar en silencio y escuchar su murmullo."

El resto del documental es un rosario de espléndidas imágenes naturales acompañadas de los ruidos propios de los animilitos y su medio natural, que sirven como contemplación espiritual, religiosa o trascendente, tanto o similar a un retiro en un convento tipo film "El gran silencio".

Por último decir que la secuencia del campo cubierto de nubes grises que descargan una salvadora lluvia, es magnífica, de una hermosura encantadora.

Fej Delvahe

Aunque lo sabemos porque lo aprendimos en el colegio, se nos olvida, es de esas cosas que integramos en nuestra memoria y que como tantas otras en ella se queda y se diluye ...

Si coges una parcela de terreno en medio de la Naturaleza y te pones a observar microscópicamente lo que ocurre.... lo que te vas a encontrar es que Ves la Vida, con sus traumas, sus placeres, sus crisis, sus dramas y competencias...los repetitivos y particulares procesos vitales, la fantástica relación entre lo micro y lo macro... perfectamente representado por estos actores ni principales ni secundarios, que son los insectos. Maravilloso mundo el de los insectos.

La pena es que estamos perdiendo la capacidad de observar, de detenernos en lo "pequeño" y pasmarnos nuevamente de cómo esto adquiere dimensiones gigantescas, provocando que el tiempo, los tamaños, los colores y movimientos..., de pronto....adquieran otra identidad y nuestra percepción sea completamente nueva y distinta.

Esto es un pensamiento en voz alta que me suscitó esta impresionante película documental, ni película ni documental, por la arraigada costumbre que tengo/tenemos de aterrizar todo con palabras, de racionalizar todo lo que percibimos, porque creo que estos dos franceses en los tres años que duró la filmación y los seis meses de montaje de lo filmado, lo que menos pretenden es dar una lección de biología, ni provocar conciencia ecológica tan de moda actualmente, ni transmitir ningún tipo de razonamiento preestablecido o concreto...Su única pretensión, me parece, es la de hacerte disfrutar con mayúsculas, estremecerte con esta fantástica coreografía de impresionantes imágenes que ocurren en cada momento, de forma paralela a nuestra respiración... sin voz humana alguna que explique nada porque sobran palabras...Lo que no sobra es el aderezo de la música de Bruno Coulais como fondo... haciendo que olvides por completo cualquier otro tipo de lenguaje que no sea el de la estimulación de los sentidos.

Que no te tire para atrás pensar que vas a ver otro documental de bichos con música clásica de fondo...es eso lo que vas a ver, si, pero ni te imaginas de qué modo.

Hay otra película rodada posteriormente, sin ser secuela sí está muy relacionada porque viene a explicar el proceso opuesto, de lo macro a lomicro a partir del origen del Universo. La vi y aunque está bien, yo me sigo quedando con lo micro.

Todo es narrativo, todo es ameno, no hay didactismo molesto que entorpezca la narración... una obra maestra que dura y perdura en el recuerdo, todo ello acompañado de una banda sonora increíble.
Imprescindible.