Terror en el espacio

Excelente película italiana de ciencia-ficción, muy rara por el país de procedencia, y desde luego una de las precursoras, diga lo que diga el amigo Ridley Scott, de una de las obras maestras del género, “Alien.El octavo pasajero” (1979).Por muchos conceptos, casi podría parecer un remake de este film italiano. Una estimable película que combina una genial puesta en escena, un brillante trabajo de fotografía y un excelente guión, todo ello valorado en gran parte, en base al bajo presupuesto que se utilizo. En plena caída del ci-fi norteamericano e ingles, Mario Bava realizo una película muy apreciada por todos aquellos amantes del género. Sin dudarlo para todos los que deseen ver un clásico que sentó bases para el género en el futuro.

Sobre el papel "Terror en el espacio" podría haber sido una película infumable, vulgar. Su guión es bastante tópico pese a ciertos golpes de efecto bien dosificados que lo redimen en parte, los actores podían estar interpretando algun pemplum o una peli erótica de nazis, sus cualidades técnicas y efectos especiales tampoco son como para tirar cohetes... y sin embargo es una película excelente gracias a la gran labor del director Mario Bava, que lleva a cabo un despliegue de talento y creatividad tal que de haber cuidado más algún aspecto de la cinta esta sería sin duda alguna una obra mestra indiscutible.
Su alucinante puesta en escena, la asombrosa composición de cada uno de sus planos y sobre todo su excelente fotografía y un sentido del ritmo capaz de conferir suspense a una historia tan previsible, la convierten en una obra recomendable, de visión obligada para los amantes del cine de terror, un auténtico clásico del cine bizarro y del género, tan fascinante como desconocida. Una pena que sea tan difícil de ver por que sin duda demuestra que el talento de un buen director puede dar la vuelta a todos los factores en contra y conseguir con ellos algo muy alejado de lo que en un principio pudiera temerse el espectador más desconfiado.

Más que juzgar esta película por la historia que narra y su escenificación (acostumbrados a la parafernalia de las películas actuales de ciencia ficción, los efectos especiales de "Terror en el espacio" son pura artesanía naïve), lo más interesante es comprobar con sorpresa la inclusión en la historia de elementos que, dos décadas después, recogería la magistral "Alien" de Ridley Scott: las extrañas señales que emite un planeta desconocido, al que se ve atraída irremisiblemente la nave; el hallazgo de otra nave estrellada, así como de los esqueletos de sus gigantes tripulantes. ¿Tanto pudo influir esta co-producción italo-española sin pretensiones en una de las cumbres del cine de ciencia ficción? Interesante para los fans del género y como ejercicio de arqueología cinematográfica.

Cualquier análisis, crítica o estudio serio que se haga sobre la película de Alien de Riddley Scott y dirigida el año 1979, debe citar obligatoriamente a Terror en el espacio (1965) de Mario Bava como una de las películas necesarias para que la de Scott pudiera brotar. Y es que si observamos los guiones de las dos películas y las ponemos en paralelo, veremos que las relaciones entre las dos son más que notables. De hecho, más de uno afirma que David O’Bannon, el guionista de Alien, llegó a coger algo más que influencias para la película. Hay que recordar que la película de Bava está a su vez basada en un relato del escritor italiano Renato Pestriniero conocido como” Una noche de 21 Horas”. La película fue estrenada en Estados Unidos bajo el nombre del Planeta de los Vampiros, con tal de atraer bajo el título a un sector comercial más amplio, aunque realmente no se puede catalogar de manera exacta a la raza alienígena como Vampiros, simplemente comparten algunas coincidencias, lo que no impidió a las productoras que alteraran el título..

Porque en Terror en el espacio, tenemos una nave y un viaje intergaláctico, así como un aterrizaje sorpresa y una raza alienígena que irá devorando uno a uno los miembros de la tripulación (¿os suena verdad?). Además, al igual que en Alien, los tripulantes humanos también entran dentro de una nave de la raza extraterrestre y en ella podemos observar bastantes coincidencias entre las dos películas. También hay una mezcla de géneros entre el de la ciencia ficción y el género de terror, una de las cosas que la película de Scott mejor recogería, llegando a firmar con su película casi un manifiesto de la imaginería gótica futurista, en gran parte al talento del diseñador de producción, H.R. Giger, que entre otras cosas realizó el diseño del famoso Alien. Aún así, es más que obvio que la película de Scott es realmente la que merece la pena de las dos y es que la obra de Bava a día de hoy (y seguramente en la época de su estreno) no se puede ver más que como una colorida pieza de museo que si sorprende es por lo anticuado de su presentación.

En los presupuestos de cada película sí hay una diferencia sideral. La película de Bava lo demuestra desde el primer minuto, cuando enseña mediante una maqueta algo parecido a un vehículo que el espectador debe interpretar como una nave espacial, y es que pese a las buenas intenciones de la película, en el momento de reconstrucción de su mundo particular es donde realmente el film falla más. Ya los trajes espaciales revelan que la película estaba muy leja de poder competir con otras películas del género, aunque hemos de recordar que en 1965 aún no se habían estrenado las películas que revolucionarían la estética del género, pues faltaban tres años para que el maestro Kubrick revolucionara el mundo del cine con 2001: Odisea en el espacio, y aún más para que la saga Star Wars mostrará una gran galería de seres extraterrestres.
En su construcción del mundo virtual del mundo, la película opta por el cartón piedra y los gases (humos que brotan de entre las piedras) para intentar dotar de vida al planeta extranjero. El efecto que crea en realidad es el de un planeta que parece más una discoteca que echa humo y luces de neón de una manera casi descontrolada. Si hay algunos detalles interesantes, pero en general la ambientación hace un flaco favor a la película, desde la construcción a base de monótonos grises que intenta emular un arte aséptico que más bien crea una ilusión de desidia a las maneras como se muestran las diversas criaturas en la obra.

Luces, atmósferas pesadas…Esas son las bazas con las que película intenta asustar al espectador, además de la utilización de algún susto más, como algún que otro esqueleto que intenta recrear la mítica raza que habitaba aquel planeta, así como algún truco de cámara que recuerda muchos recursos del cine de terror. En el caso de la puesta en escena se nota las conexiones del cine italiano de Leone, con algún que otro zoom más que alocado que visto hoy en día puede provocar sentimientos encontrados. De todas maneras Bava saba moverse bien entre maquetas, bombillas retro y otros truco de bajo presupuesto.

Y es que, en realidad, que la película no se haya convertido en otra película casposa de serie B es gracias a Mario Bava que es capaz de conducir lo que en manos de otro sería una película casposa más. Y es que el director italiano es una de las claves del cine popular junto a Sergio Leone. Hay que decir que la película tuvo cierto eco entre los seguidores de la ciencia ficción.

Curioso precedente al film Alíen, realizado en la época dorada de los peplums italianos por un artesano del cine de terror italiano, pionero del giallo que tanto éxito tuvo en los 70.

Su argumento es muy familiar: una nave espacial detecta un aviso de emergencia desconocido desde un planeta ignoto y bajan a explorarlo. En el mismo, tras un accidente, sufren locura repentina o un ataque mental de entes misteriosos de aviesas intenciones. Muy pareció a Alíen o a su imitación denominada Creature. Los alienígenas malignos que tienden trampas a la humanidad es un tema recurrente, reflejado en el clásico Planeta Sangriento y más de refilón la nudista Lifeforce.

Alejado de la estética Corman, de los filmes de serie B de aquellos años, con bichos o alienígenas de pega, aquí nos ofrecen una especie de alienígenas espirituales, que se apoderan del cuerpo de vivos y muertos (un precedente de los zombies), algo que empleó Ed Wood en su horrorosa Plan 9 del espacio exterior, en la clásica Planeta Prohibido o en la mas moderna Horizonte final. Bava aprovecha sus conocimientos del cine de terror para crear un filme de terror espacial, en un planeta siempre de noche, con vapores y gases y en la que encuentran una nave desconocida con esqueletos de inmensos pilotos estelares, casi fosilizados. ¿les suena de Alien? Asimismo, Bava es un director con oficio, elegantes movimientos de cámara e inteligente empleo de la iluminación en la nave y el planeta.

No obstante es un filme antiguo, con un diseño de naves que recuerda a la mencionada Planeta Prohibido. Tres años después llegó Kubrick y su 2001 y todos estos filmes, con estas ambientaciones tan poco realistas, con aparatos de chiste, como el protector de meteoritos o los mandos y pantallas del Un, dos, tres, quedaron olvidadas, aunque su argumento era muy aprovechable.

Además, nos obsequia con un final sorprendente que recuerda a cierto filme basado en una novela de Pierre Boulle.

Una curiosidad interesante de ver.