Vamos a ver... Seis mozos deficientes van a un bosque irlandés para tomar setas alucinógenas y colocarse (¡bien empieza la cosa!, ¿en qué habrán fallado sus padres?).

Ni pasan diez minutos desde que llegan al campo para que la "lista" del grupo le pegue bocado a una seta llamada "cabeza de muerte" (sí, esa que nunca jamás de los jamases debes probar porque te puedes encontrar a la parca tomando un té helado mientras te espera para jugar al Simón dice). Desde ese momento la muchacha empieza a tener visiones extrañas, un cura excomulgado con cara de pocos amigos y dentadura que pide a gritos una inminente visita al dentista así como también un salvaje con fauces de perro y peores modales que se dedican a matar uno tras otro a los Premios Nobel (a la inteligencia) de sus amigos.

La trama de la película es saber si se trata de una alucinación colectiva por el pedal de níscalos que llevan o si, por contra, toda la gilipollez del cura, el perro y demás lugareños es verdad de la buena; de esa de te lo juro por Snoopy, por el color de mi tanga D&G y porque soy tan gilipollas que voy adrede de EEUU a Irlanda a jalar setas tóxicas en vez de ver la ciudad y empaparme de su cultura.

Lo que es seguro (no tengo dudas al respecto) es que tanto director como guionistas iban más colocados que un trabajador de fábrica de pegamento por la mañana y salfumán y aguarrás por la tarde. Ea ea... Defecación fílmica de las buenas.

He dicho.

Buenas noches.