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Chagolate con churros rating:
7
Drama Brazil in 1970. The country has been under a military dictatorship since 1964 and, in Mexico, the Brazilian football team is trying to win its third World Cup title. There's nothing that twelve-year-old Mauro wants more than this title because then, Jairzinho, Pelé and company would finally be able to sport that third star on their strip - something that no other team has ever achieved. But then, when his parents suddenly go on holiday, ... [+]
Language of the review:
  • es
August 25, 2009
18 of 20 users found this review helpful
Cualquiera diría que no quedan modos de narrar las dictaduras militares latinoamericanas. Pero Cao Hamburger ha encontrado una forma que nos recuerda un poco a una fusión entre Kamchatka (Marcelo Piñeyro, 2002) y La vida es bella (Roberto Benigni, 1998). No es por tanto, algo muy original, pero trata la dictadura brasileña desde una óptica no tan trillada. De hecho, el punto fuerte de este trabajo es que durante casi toda la película no llegamos a saber nada de los padres de Mauro (Michel Joelsas), lo que viene a decir que la dictadura es sólo el trasfondo político-deportivo del que se vale el director para narrar las semanas de junio donde Brasil se convirtió en tricampeona del mundo.

Existen muchas buenas maneras y suficientes razones de peso para que esta película representara Brasil en los Oscars. Existen momentos de gran cine en “El año que mis padres se fueron de vacaciones”. Cuando hablo de gran cine, últimamente me refiero más a momentos donde la puesta en escena me da toda la información que necesito, donde no es necesario de voces en off, de diálogos o subtítulos de más. Y como hoy en día existe la necesidad o miedo de no dejar al espectador con posibles dudas o lagunas informativas, cuando un director y guionista pretende romper esta norma y nos hace pensar, un regocijo me alimenta durante el tiempo que trascurre la película. Suena un teléfono, es Mauro que llama a casa de sus padres. Y una cámara fija (de las de toda la vida) nos muestra el teléfono paterno. Y no se mueve, y casi no existe otro enfoque, pero percibimos que la casa ha cambiado.

Incluso en su recta final, cuando todo parece que nos sobrarán explicaciones, Hamburger mantiene el tipo. Su director habla de soledades, de ausencias y de tristeza contenida, pero siempre desde el optimismo, cuando los obstáculos se salvan con la ayuda de la gente que tienes a tu lado.

Es cierto que el guión recurre a lugares comunes de la infancia, y parece como algo inevitable ligado a la experiencia personal de cada uno, y por tanto universal y reconocible como propio. También me sobran las escenas de la revuelta porque hace más tangible y real la dictadura cuando durante toda la cinta queda como algo soterrado de lo que Mauro es ajeno.

Son muchas las imágenes de archivo del Mundial de México ’70 que van apareciendo durante la película. Hubiera sido de matrícula que las únicas imágenes de archivo que aparecieran fueran las últimas que pone el director, cuando levantan la copa y se desata la euforia. Igual debemos esperar un poco más para que Hamburger nos haga partícipes de un Mundial de fútbol sin mostrarnos ni un momento de ese Mundial.

“El año que mis padres se fueron de vacaciones” es una gran película, de esa que cuando se proyectan la sala está vacía. Luego nos quejamos de que las distribuidoras no traen películas interesantes.
Chagolate con churros
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