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Spain Spain · Casablanca
Rick Blaine rating:
10
Animation. Drama. Adventure. Comedy. Musical. Kids In the veldt kingdom of Pride Rock, the scheming Scar plans to become the lion king. He convinces young Simba, the heir to the throne, to wander off into the elephant graveyard. When Simba is threatened by a horde of stampeding wildebeest, his father, King Mufasa, comes to his rescue but Scar causes him to fall and be trampled. Scar then turns on Simba, telling him all this was his fault and convincing him the only rightful thing to do ... [+]
Language of the review:
  • es
March 15, 2007
345 of 381 users found this review helpful
Con las películas de animación sucede que parecen verse con condescendencia, a veces de reojo y sin entrar en un parque temático para niños. Que la infancia ha de ser la época de los juegos despreocupados. Y así las valoras, imbuído por el espíritu de los veranos pasados.

Mención aparte para los animes y parentela, nacidos con intención adolescente en la que tiene cabida todo argumento y toda clasificación.

Yo quería hablar de esas historias dibujadas en las que Disney mandaba, que comencé a ver de la manos de los padres a finales de los setenta. Patio de colegio con pantalla mágica, risas pequeñas, descontrol en la butaca, lloros de los mayores ("¡Han matao a Baloo! Ah, pues no"). Muchas, muchas películas que yo sentía ñoñas pero espectaculares, un regalo por la tarde. Con el tiempo, con toda su carga conservadora y moralista, me parecen entrañables por capciosas, por traviesas e ingenuas a la vez. Hasta que llegaron los noventa.

"La bella y la bestia", "El jorobado de Notre Dame". Eres un veintañero con cierto cine a cuestas y pagas la entrada por ver otra de Disney. Viste que cambiaron. Las historias eran más grisáceas, los personajes extremos de un lado y de otro, aparecía la ambigüedad, los intereses mayores. Y me gustaron desde esa misma cinefilia adulta.

Y "El rey león". Bien entrada la veintena fuí con mis padres y unos niños hiperactivos en plena terapia de grupo. Como es bien supuesto, la algarabía comenzó al apagarse la luces y resoplé. Pero comenzó todo. Los golpes de Zimmer, el cachorro, Mufasa, Skar, las hienas, la sabana...
La hora y media más paradójica que he pasado en una sala de cine. SILENCIO (relativo). Y al acabar la película, bajando las escalera hacia la calle, mi padre me buscó sonriendo.

Si en ese momento hubiese sabido, le hubiera dicho que ese mismo instante, la salida del cine, su mirada, con el tiempo lo he convertido en un recuerdo dibujado, nostálgico, ñoño, entrañable.

Quizá porque esa fue la última película de Disney que ví con mi padre.

Seguro que es por eso esta crítica. Por todo lo que estos dibujos significaron en mi vida como hijo de alguien, acabándose entre leones.
Rick Blaine
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