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Spain Spain · Cáceres
Sinhué rating:
8
Western. Action In Arizona in the late 1800's, infamous outlaw Ben Wade and his vicious gang of thieves and murderers have plagued the Southern Railroad. When Wade is captured, Civil War veteran Dan Evans, struggling to survive on his drought-plagued ranch, volunteers to deliver him alive to the 3:10 to Yuma, a train that will take the killer to trial. On the trail, Evans and Wade, each from very different worlds, begin to earn each other’s respect. ... [+]
Language of the review:
  • es
April 8, 2009
5 of 7 users found this review helpful
Los de mi generación, que casualmente viajábamos (niños y escaños en vagones de tercera) en aquel tren que esperaban Ben y Dan, pillamos el Cine del Oeste en pleno apogeo. Alimentábamos nuestras fantasías, las tardes de Domingo, en salas habitadas: por seres rudos y silenciosos, por flechas y hogueras, por tiros y galopes…
Dos horas después, para llegar a Arizona no había que cruzar un océano, sólo el huerto del tío Ambrosio que no tenía sombrero, pero sí boina, y la leche tan agria como el malo de la película, que, por cierto, tenía un caballo que corría menos que el burro que intentábamos montar.
He de reconocer que siempre fuimos partidistas, nada ecuánimes, nunca dimos la más mínima oportunidad ni a los indios (salvo a Jerónimo), ni a los borrachos (salvo a Lee Marvin) y ni siquiera a los predicadores (cosa rara). El protagonista nos tenía a su lado sin reservas y le aplaudíamos hasta las trampas.
Éramos cómplices también del equipo de dirección, y poco nos importaba, que en el desierto de Almería, por donde el sheriff perseguía al fugitivo, hubiera ruedas de Land Rover , paquetes de Celtas o una antena de televisión en la cantina donde los vaqueros ahogaban sus penas, en compañía de hermosas bailarinas de charlestón, con relojes Festina.
Años después nos enteramos que las películas del oeste también habían servido para mancillar la inocencia: que los indios tenían sus razones para estar “cabreaos”, que la hermana lejana del “artista” era una amiga cercana y que alguien siniestro, con una tijera en su funda, nos había robado los besos; pero esto ya sería otra película, sin “happy end”.

Esta película, remake de la de Delmer Daves de 1957, me ha hecho rememorar días de infancia, nada mejor puedo pedir a una buena sesión de cine.
Sinhué
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