Indudablemente, tratándose de una obra del Hitchcock más maduro, esta película tiene cosas muy interesantes, momentos únicos y escenas al límite del suspense; pero el conjunto flaquea al carecer de un guión consistente y aglutinador.
La historia del supuesto científico americano, que simula ser un desertor de la causa capitalista y se coloca al otro lado del Telón de Acero para robar una fórmula secreta, es una excusa perfecta para intrigar y una posibilidad perdida de haber conseguido una seria ficción de espionaje o una comedia sobre torpes y afortunados fisgones.

Se masca a lo largo del metraje la sensación de precipitación y la necesidad del director y los propios actores de acabar algo que ya está iniciado y que se intentará recomponer en la sala de montaje.
Reconozco que me pongo colorado ante la intentona de corregir la plana al gran maestro porque si viviera me aplastaría con cientos de convincentes argumentos, en los que seguramente, refiriéndonos a "Cortina rasgada", él no creería. Pero esa es otra de las grandezas del cine: cualquier "enteradillo" puede sentar cátedra y afear la conducta a los más grandes, pues tras aparecer en una pantalla la obra nos pertenece, máxime si como es mi caso te has gastado 2,40 € en el DVD.
Está usted perdonado Sir Alfred Hitchcock.