Película que requiere de la complicidad máxima del espectador para aceptar situaciones de mágico recorrido y licencias literarias trasladadas íntegras al lenguaje cinematográfico. Esta necesidad de posicionamiento no merma, en absoluto, el film; si acaso achacarle en algunos momentos el simplismo típico, y tópico, de algunas realizaciones latinoamericanas que intentan agradar al mayor número de asistentes.
Efectivamente, como apuntan la mayoría de las críticas, la presentación de los platos cocinados y su propia elaboración son una auténtica delicia.
Creo que Laura Esquivel, la autora de la novela, no encontrará muchas razones de desazón en esta digna adaptación de la obra, ejemplo obligado de lo que se ha dado en llamar Realismo Mágico.