No aguanto a Adam Sandler, la verdad. Y aquí da razones para odiarle más que numerosas.

A él, al director y a los guionistas (entre los que ¡oh, sorpresa! se encuentra Sandler).

La interpretación de Adam es cargante, el guión posee un sentido del humor tan estúpido y tosco que convierte a Benny Hill en alta comedia y actores tan válidos como Harvey Keitel son tirados al retrete.

Y no hablemos del doblaje al más puro estilo "El informal": las voces no encajan con los actores NADA DE NADA y los diálogos están repletos de "morcillas" que con todas seguridad no tienen que ver con las frases originales. Es un doblaje peor que el de "El resplandor".

Un espanto de película. Y encima verla doblada añade un plus negativo.