Fracaso absoluto de Disney a la hora de manejar la saga galáctica en formato película - mezclas que no cuajan, mal uso de la nostalgia, atropellos, narrativas políticas impostadas y toda clase de líos.

Pero ojo - aquí llegan John Favreau (que tanto dinero a dado a la compañía del ratón) y Dave Filloni, responsable de numerosas series animadas lucasianas que han gustado a muchos fans.

¿El resultado? Respetuoso. Competente. Logrado. Los responsables del show ENTIENDEN realmente cómo opera el universo Starwareño - las referencias son coherentes, el canon se usa con habilidad y -- se exploran aspectos diferentes de lo visto hasta ahora. Menos kung fú espacial y más cuatreros badass de space opera. Además, el formato, más cercano a un western televisivo serial de los sesenta o a una serie animada para adolescentes de los ochenta, se aleja de lo que se hace ahora. Para bien. Y algunas fuentes de inspiración (como un episodio que es una suerte de LOS SIETE MAGNÍFICOS) demuestran claramente que los responsables del show saben bien de dónde inspirarse. De los mismos lugares que Lucas usó.

¿Qué más decir? Pues que quiero más. Esto SÍ es Star Wars, carajo. Ójala hubieran hecho esto en salas de cine.

Filloni y Favreau - seguid así. La Fuerza os acompaña.