Porque trata de un chaval puteado al que una hermandad de superasesinos (que obedecen las órdenes de un PUÑETERO TELAR y que se ocultan dentro de un lugar carente de un buen sistema de seguridad) recluta para volverse un asesino con sentido arácnido (recuerden el momento de los mosquitos que aparece en el film) capaz de disparar balas con más efecto que un futbolista brasileño.

Sencillamente ridículo.

Da lo mismo que Morgan Freeman -tío de una solvencia descomunal- recite rebuscados diálogos como si fuera Shakespeare. Y da lo mismo que Angelina vaya por ahí enseñando carne tatuada, dando húmedos besazos, zurrando al prota (si es que esta mujer es en el fondo una dominatrix calientapo****) y conduciendo un buga con los largos taconazos de sus zapatos.

Da lo mismo. Timur como-quiera-que-se-llame (el responsable de ese engendro llamado "Guardianes de la noche") consigue aquí actores famosos, presupuesto alto y tener éxito de taquilla.

Vamos, que el tío va a seguir dando guerra durante un tiempo.

No sé ustedes, pero yo ya estoy harto de mariconadas balístico-acrobáticas y variaciones del bullet-time. Servidor está anestesiado y estas cosas ya se la sudan.

Esto tiene que acabar. "Lo nunca visto" ya está muy visto. Son mil veces mejores las escenas de acción realistas de un Michael Mann a todas las pijadas infantiloides post-Matrix que se crean últimamente. ¿No les parece?

¡Ah! Y encima el protagonista tiene los redaños de insultar al público al final, diciendo que somos insignificantes y que no hacemos nada interesante con nuestras vidas.

Tiene narices.