Rutinario thriller psicológico en el que cada pieza encaja justo donde uno espera. Una joven apenada por la muerte de su madre conoce a una enigmática viuda que viene a llenar ese hueco. Hasta que se percata de que la tipa está algo perjudicada de la sesera.

Es una oportunidad perdida, porque en lugar de contarnos algo significativo sobre la soledad de ciertas personas en las grandes ciudades, la desesperada necesidad de compañía o el estado mental al que te conduce estar solo en mitad de multitudes, se adentra en el muy trillado terreno del psicópata obsesivo. Desde el debut de Clint Eastwood en la dirección, "Play Misty For Me" (1971), el subgénero de locuelos pegajosos ha dado mucho juego y algunas joyas al séptimo arte. No es el caso.

Lo único destacable es un giro de guión que rápidamente me recordó a "Ghostland" , del mismo año, así que no se cual fue ideado primero. Lo nítido es que en en la película de Pascal Laugier funciona muchísimo mejor, siendo una muy superior cinta. Aquí vemos a una triste Chloe Grace Moretz, con cara de llorera todo el tiempo, interpretando a una mujer incapaz de defenderse a sí misma, y a Isabelle Huppert encarnando su enésimo papel turbio con el piloto automático. Y como en director es Neil Jordan también tenemos a su colega Stephen Rea en un triste y efímero papel. Pura rutina, en definitiva.