Quentin Tarantino regresa a la gran pantalla con una gran obra maestra. Malditos bastardos es una película entretenida, inteligente, a ratos despiadada, y muy graciosa.

El principio de la película tiene marcha, es tenso, es brutal. Y a partir de ahí el listón no baja. Con unos diálogos ingeniosos, Tarantino consigue lo imposible: que cualquiera se ría ante escenas completamente inhumanas e impactantes, y lo mejor es que no te das ni cuenta de eso hasta que sales del cine. Desde luego, la cinta tiene muchas bombas, muchas metralletas, muchos cuchillos y muchísimo humor.

Brad Pitt hace un buen papel, y no hablemos de Waltz. Increíble, sobresaliente. La película, bajo mi punto de vista, se merecía el Oscar a mejor película. Pero no se crean, la cinta ganadora también se lo merecía.
La película sencillamente es genial. Y, ahora no exagero, al final se muere hasta el apuntador.

Mucho humor, muchos nazis, y muchos bastardos.