Una película puede gustar o no, pero nunca aburrir. Esta es la base de la que parto para poder valorar un film con cierta distancia, más allá de mis gustos personales.

Desde luego este tipo de cine no es el que quiero ver cuando entro en una sala. Una película gris y vacía que no aporta nada, sólo vendernos esos 12 años de rodaje. Esos 12 años de rodaje que no aparecen por ninguna parte. No sólo es decepcionante en ese sentido, también a nivel de actores: sólo se salva Ethan Hawke. Gracias a él algunas partes de la película cobran cierto interés y credibilidad, logrando que salgas de ese aburrimiento en el que estás inmerso.
La sensación que tuve después de verla es que habían rodado todos esos fragmentos sueltos y perdidos en el tiempo sin ninguna intención de hacer nada con ellos y que en el último momento decidieron hacer un buen montaje (por eso le doy un 2 y no un 1) y lanzarlo a la luz a a ver qué pasaba. Y pasó: acumula premios y buenas críticas, cosa que no puedo entender porque yo no veo nada de esa maravilla que dicen que es: ni tiene un buen guión, ni una dirección notable, ni localizaciones, ni trabajo de cámara... da la sensación que no hay ni el más mínimo esfuerzo detrás de esos 166 minutos de rodaje. No le veo nada bueno. Es un telefilme de domingo por la tarde, tal cual.
Y al final me levanté de la butaca pensando que era una tomadura de pelo, que no aporta nada al séptimo arte, que no aporta nada al espectador, que te deja vacío y gris (cosa que no busco cuando acudo a la pantalla grande) y que esto es lo que hay. Ese es el mensaje final con el que te quedas: esto es lo que hay. Y la verdad es que esto no es lo que hay, hay películas interesantes y buen cine. Y eso es lo que espero ver cuando entro en una sala de cine.