Lo más impactante y destacable para mí, es el efecto devastador como refleja lo que debe ser una guerra entre vecinos, conocidos, una guerra horrorosa como todas.

La profunda tristeza que desprende es desoladora, de un sombrío tenebroso y deprimente.

Con ese suspense de no saber bien lo que ha pasado o está pasando, con ese montaje repetido insertando algún plano más, alguna mirada y así hacer avanzar la historia, ir conociendola.
El montaje es importante en el modo de narrarnos la historia y mantener el suspenso.

Cómo la mayoría del cine balcánico el metraje oscila en esos 80 minutos mágicos, de rigor. (De hecho dura 80 clavados, los 90 que pone en la ficha de FA , son erróneos)
Son únicos en el dominio del tiempo narrativo, los mejores para mí, en líneas generales el cine de los balcanes es una seña de identidad, un modelo de rasgo distintivo de metraje conciso, no suele exceder los 90 minutos.
Suelen ser narradores natos con un dominio ejemplar del tempo en el cine.

El poso que deja es de una honda melancolía y hace que pensemos en que lo mejor que puede suceder es evitar una guerra, las consecuencias siempre son catastróficas.

Un placer volver a ver a Mirjana Karanovic y Leon Lucev, la primera la Ingrid Bergman de los Balcanes (por sus emocionales interpretaciones, con una mirada dice más que 100 palabras) y el segundo un monstruo de la interpretación que siempre deja huella.
El reparto actoral es excelente.
Muy reseñable el ambiente opresivo que logra crear, ese ominoso sobrevivir cotidiano.
Supongo que en un segundo visionado se comprenderá mucho mejor y ganará enteros su estilo de filmación.