Debe de ser complicado, yo lo entiendo. Tienes un cierto presupuesto, unos plazos que cumplir... no es plan esperar a que los actores elegidos se dejen crecer el pelo, no, les pones una peluca y zumbando. Las pelucas, que invento, aun no he visto una que de el pego. Todavía recuerdo el biopic de Brian Jones, con su pelucón rubio, o la mitiquísima Druidas, autentica obra cumbre en la historia de este tocado capilar. Ver al tipo que hace de Mccartney y su mofeta en la cabeza, o a ese joven (por decir algo) Lennon, y es que ya te entra la risa floja.
Y luego esta la elección del actor que encarna a Lennon, ciento veinte años mas viejo de lo que debería ser y con más arrugas que mi abuela, pero nada, le ponemos las gafas redondas y ya esta, clavadito oye ¡¡clavadito!! Ringo al menos se da un cierto aire, pero es que Harrison (que hace honor a lo del Beatle callado no diciendo ni esta boca es mía) se entiende que es él más que nada por eliminación. Mención a parte para Paul y su voz ultra profunda, sin palabras.
De lo demás mejor casi ni hablar. Vale que Lennon distaba mucho de ser un santo, pero es que el tipejo que representan aquí da grima. La peli nos muestra pinceladas sueltas de su relación con su hijo, su ex mujer, con su padre, los fans, con el resto de Beatles (escasamente) y de todas ellas lo único que sacamos en claro es que el autor de Imagine era un cabrón de aquí te espero. De música apenas se habla, para qué, total solo estamos contando la vida de uno de los grandes músicos de todos los tiempos... Eso si, no se como demonios les han dado los derechos para usar canciones originales de Lennon, lo mismo es que a Yoko le ha gustado como la representan, algo menos fea de lo que es en realidad.
En definitiva, para mi que el director siempre fue más de los Stones, no encuentro otra explicación a semejante despropósito.