No sé porque estas películas alemanas de catastrófes, siempre tienen un tufillo a producciones de serie Z, que las hacen ser malas por solemnidad.

Da igual que se incendie un edificio y deje a personas atrapadas, que hablen de la tragedia real de "Los alfaques" que den un giro a la leyenda de los templarios y los pongan con tatuajes en plena década de los 80... no saben hacerlo.

Aparte de tener unos efectos especiales que rozan la cutrez más absoluta, las historias que pretendenen ser espectacularmente entretenidas se convierten en vacias horas de metraje sin sentido ni gracia.

Esta película en concreto, es absurdamente tópica e increíble. La localización en la costa mallorquina llena de rubios alemanotes bebiendo en los chiringuitos, da risa...

Lo mejor de todo es que con muy buen acierto, ha sido programada en la sobremesa de Antena 3, nada como una siesta reparadora después de comer, para empezar la tarde del sábado con las pilas puestas.