Cine de primera calidad que sabe perfilar el argumento (C. Webb) con los matices de un brillante guión (C. Willingham y B. Henry). No descuida ningún detalle, se mece en una excelente selección musical y recrea un magnífico contexto ambiental en que cada situación encuentra el lugar que le corresponde.
Película sucinta, concreta e individual.
Pero también genérica, simbólica y universal.
D. Hoffman, impresionante, y A. Bancroft, sugestiva y convincente, brindan interpretaciones inolvidables.

Con la naturalidad de un intimismo desnudo que fluye libre de ataduras, la historia se instala en los lindes de lo psicológico y de lo carnal coqueteando en ambos lados de la frontera.