El enorme ingenio de E. Jardiel Poncela se concentra en una trama con forma de deliberada maraña argumental.
Y la habilidad del director, A. Castellón, sabe trasladarla a la pantalla con empaque y textura de teatro importante, en la línea de lo que solía ser habitual el espacio Estudio 1 de RTVE.
La narración es ágil y la puesta en escena recoge con fidelidad la sutil ironía del escritor madrileño.
Los lances de surrealismo y los aires de parodia posen su propio lenguaje y confieren a la obra televisiva notable relieve.
Estupenda actuación de todo el elenco.
Hay que destacar la interpretación de una excelente T. Hurtado en uno de los papeles secundarios.