Iba a escribir lo mío sin mirar a los lados, pero me puse a ver otros comentarios y me asombra ver cómo no parecen darse cuenta estos detractores del papel que juega la ironía en este magistral film de Lean. Señores: esta es una película antibélica. Y si se me ocurre un parentesco, no es con el Hollywood conformista, ni con el chauvinismo de la postguerra (ni de Kipling). Se me emparenta con "Paths of glory" (Senderos de gloria o Patrulla infernal, según) de Kubrick. Si señor. No es patriotera, se burla del patrioterismo. Ironiza sobre el valor, el honor, el orgullo, la gloria, etc., cuando están por encima de la vida. Por eso Shears es el más ético de sus personajes. No respeta la mojiganga británica ni la parafernalia japonesa. Para él son cuñas del mismo palo patriotero. Sólo le desea a Joyce que disfrute de una larga vida, sin ser un cobarde. También Lean muestra el peligro de confundir los medios con los fines. El honor puede convertirse en traición. El patriotismo en egolatría. Por eso las últimas palabras en el film son:"¡Qué locura!", dichas por el médico.
En "Paths of glory": el coronel Dax (Kirk Douglas) cita a Samuel Johnson al decir que "el patriotismo es el último refugio de los canallas". En "El puente sobre el río Kwai" muestran esto a través del desastre, de la torta, de la patética chapuza con que termina todo. A algunos esto les decepciona: ¡pero si es lo bueno!