El terror made in Rusia nos sorprende de cuando en cuando, como en el caso que nos ocupa, una cinta de miedete con componente fantástico en la que todos los aspectos (técnico, actoral, musical...) están más que bien encajados.
En el siglo XVIII un ratero tenía que entregar una carta, pero al abrirla, desató una epidemia de peste.
En el Moscú actual, Igor, chófer en una compañía tiene que entregar un sobre en una dirección cercana. Pero pronto las fuerzas del más allá, la muerte y la venganza hacen acto de presencia.
A destacar la interpretación del protagonista, guapo a rabiar, y la banda sonora, incluido el machacón rap de los créditos finales, muy étnic flow.
Recomendable por completo, es diferente, escalofriante a ratos y de lo mejorcito en esta pertinaz sequía.
Si fuese americana, tendría una promo y distribución tremendas y sería uno de los blockbusters del año.
Sin duda.