No tenía pensado escribir nada sobre dicha película, pero me ha causado tanta mala ostia y solo veo notas buenas alrededor de ella, junto a halagos y palmaditas que no he podido resistirme.
No se si la culpa es de la historia de Roald Dahl, que es ñoña y bastante estúpida, o que no han sabido adaptarla los tres guionistas de turno (por norma general desconfía cuando mete tanta gente mano a un guión...) o que la Walt Disney quería un melocotón en almíbar y bastante alejado del regusto amargo y tragicómico de "Pesadilla antes de Navidad" o la posterior "Coraline".
Sea como fuere, "James y el melocotón gigante" es un ejercicio de cursilería e infantilismo desmesurado, ni siquiera recomendable para los más pequeños de la casa, llena de consabidas estratagemas sentimentaloides y canciones comecocos que no hacen mas que causar dolor de cabeza.
Lo siento, hoy no me apetece que me vendan la moto de que Nueva York mola y hace los sueños realidad, y menos en una estupidez de película que hasta que no se vuelve de animación es odiosa, y cuando salen los insectos se convierte tan sólo en ridícula.
Ni fotografía sugerente, ni escenarios, ni siquiera como surrealismo tiene pase.
Sólo la recomendaría si se acompaña el visionado con chupitos de pêche.
El que avisa no es traidor.