¿Te acuerdas cuando echas una ojeada al reloj cada poco, para ver el tiempo que ha transcurrido porque no te gusta? A mi me sucedió con ella; pero por todo lo contrario, sabía que duraba algo más de dos horas, y lo único que deseaba es que nunca terminase.

Un trabajo sublime, con una trascendencia hipnótica que te arrastra para mostrar ese otro lado que cada uno guardamos y del cual jamás hacemos partícipe a nadie. Las escenas son simplemente deliciosas, delicadas, invitan a disfrutar de lo que los protagonistas comparten.

La mejor apuesta del pasado año con diferencia. Un trabajo apreciable, al que solo se puede acceder a través de la sensibilidad intelectual.

Me ha reconciliado con el cine.