A modo de vodevil teatral, la nueva película de Francois Ozon nos presenta una comedia sobre una joven actriz que consigue beneficiarse de un crimen que no ha cometido, todo ello en unos años 30 con una puesta en escena brillante. Es el largometraje número 22 de Ozon, de este estilo ya realizo en el pasado "8 mujeres" y "Potiche".

París, 1934, una joven aprendiz de actriz es acusada del asesinato de un reconocido productor, esto provocará un giro inesperado que cambiará su vida para siempre. 

El vodevil nació en Francia y su significado, según el diccionario, es "Comedia frívola, ligera y picante, de argumento basado en la intriga y el equívoco, que puede incluir números musicales y de variedades" salvo por las canciones se resume totalmente este guion de Francois Ozon y Phillippe Piazzo, sobre una obra teatral de Georges Berr y Louis Verneuil. 

Fracois Ozon sabe manejar bien el lenguaje teatral con el del cine, también sobresale dirigiendo a las mujeres. Los excesos de algunas intérpretes femeninas como el papel de Isabelle Huppert se le pueden permitir en este film, ya que su única finalidad es hacer reír al espectador. Lo que me ocurre es que no consigo entrar en este tipo de historias tan disparatadas, puesto que todo me suena a falso.

Rebecca Marder y Nadia Tereszkiewicz están maravillosas, Fabrice  Luchini como juez está creíble, quizá quede fuera de lugar, Dany Boon, un actor que no termina de convencerme. 

Una película colorida y bien hecha, pero particularmente me quedo con otras obras maestras de Ozon como "En la casa", "Frantz" o "Gracias a Dios".
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