Toda una sorpresa que después de la Super Bowl en Estados Unidos se pusiera en Netflix esta tercera parte del universo Cloverfield, una producción de casi 30 millones de dólares que podemos disfrutar en la tv como si fuera un estreno de cine. Algo impensable hace unos años.

Durante el rodaje la titularon “Partícula de Dios”al igual que la anterior titulada “Valencia” y dos meses antes se las cambio por “the cloverfield Paradox” y “Calle Cloverfield 10”. En esta nueva entrega nos aclara cómo sucede todo cuando las guerras por el petróleo han comenzado a asolar el planeta, la estación espacial Cloverfield liderada por Hamilton (Gugu Mbatha-Raw) tiene la misión de crear una fuente de energía ilimitada gracias al acelerador de partículas Shepard, pero el experimento sale mal abriendo una puerta a otra dimensión por donde se cuelan los monstruos que aparecen en la primera parte.

Poca experiencia demuestra el director novel Julius Onah en mostrarnos todo lo que sucede dentro de la nave ya que la trama no convence en absoluto, unos personajes con poco carisma y situaciones un tanto ridículas que no ayudan para nada a darle el tono de misterio-terror que necesita la película.

Las dos anteriores manejaban perfectamente el suspense y la intriga, está teniendo una idea buena de terror espacial cae en un ritmo artificial y es emocionalmente nula. Aunque entendemos muchas cosas que ocurrían en las otras dos entregas.

Parece ser que existe un guión para llevar una cuarta parte en la que se desarrolla la historia en la segunda guerra mundial con nazis incluidos, todo apunta a que despues de las criticas tan desastrosas que ha recibido esta película terminen hundiendo este multiuniverso o lo lleven a mejor puerto.
Destino Arrakis.com