Clint Eastwood es un buen actor, pero realmente es un gran director. En el principio de su carrera se le ha asociado mucho al mundo del western, así que no era de extrañar que en alguna ocasión dirigiera alguna gran película sobre este género.
En esta ocasión nos encontramos ante una de esas grandes películas de los 90 que expone el mundo de los pistoleros pero visto desde el ojo de unos vaqueros ancianos. Unos vaqueros que intentan vengar a unas prostitutas que han sido atacadas, porque en ese mundo se piensa que se les puede hacer cualquier cosa. Nadie las defiende y ellas claman venganza. Estos vaqueros, junto con uno más joven no tendrán perdón para sus atacantes y se adentrarán en una odisea para poder acabar con la vida de unos hombres que se saltan la ley a su conveniencia.
La película nos expone a unos personajes que reflexionan sobre el sentido de la vida, y el arrepentimiento del pasado. De lo duro que es matar a una persona ya que como dice en una frase el personaje protagonista: "le quitas todo lo que tiene y todo lo que tendrá". Ese peso les acompaña y hacen que su vida tenga una sensación de amargor hasta el final de sus días.
El film es bueno, y aunque haya algún momento en el que la intensidad decaiga un poco; hay que reconocer que es un buen western que nos adentra en el mundo de la venganza; y en la lucha por las personas que de algún modo u otro se encuentran más desprotegidas.
Clint Eastwood además de dirigir protagoniza este film. Su personaje es duro y tiene a sus espaldas el peso de decenas de cadáveres. Ese peso es una cruz que le cuesta llevar y que no quiere quitarse de encima, ya que entiende que sus pecados los resolverá en el infierno. Su trabajo es bueno y su personaje fantástico.
Junto a él un gran Morgan Freeman que vuelve a realizar una interpretación al nivel que nos tiene acostumbrados. Y un Gene Hackman que da vida a ese sheriff que controla a un pueblo bajo su ley; una ley que no es igual para todo el mundo. Su trabajo le valió el Oscar al mejor actor de reparto, gracias a ese personaje que impone sus normas y decide a quien quitar la vida.
En fin, "Sin perdón" es un western que se debe ver; aunque no te guste este género. Se debe ver porque cuenta con frases brillantes y con momentos fantásticos. Es cierto que hay alguna escena más floja; pero hay otras que son increíbles. Un film que habla de ese perdón que no deben tener ni los agresores, ni esos vengadores que tienen un pasado oscuro lleno de muertes.