Esta es la típica película exportada por los Estados Unidos con propósito de convertirse en el hit de terror del año y que más o menos suele triunfar dependiendo de la edad mental de los comensales que la engullen solo por placer (masoca, claro).

Y es que, resulta muy difícil tomarse medianamente en serio una película con tantos momentos que sobrepasan lo cutre para llegar a territorios casi inexplorados de vomitiva estupidez, acompañados siempre con el subidón de volumen y, en este caso, con unos efectos 3D que intentan producir en el espectador algun tipo indeterminado de sentimiento, porque lo que es la película en sí deja bastante destemplado por lo absurda que es.
Reconozco que hacer una película de este tipo hace unos 30 años, cuando los códigos de clasificación por edades eran más estrictos y no abundaban películas sangrientas, tenía su gracia e incluso se puede llegar a recordar una decena de títulos que van desde lo curioso a lo memorable. Pero hoy en día lo que es ver como una cabeza sale volando, como una pava (unineuronal por supuesto) se tropieza mil y un veces y luego escapa de chiripa, como un cuerpo es despedazado o como un policía es puteado aunque la resolución sea más que evidente, no impresiona a nadie. Y menos gracia hace si la película es un remake al servicio de los avances tecnológicos actuales.

En definitiva, a esta película se le puede achacar un guión inexistente en su totalidad, ya que todo el metraje se basa en un tour de asesinatos a cada cual más sangriento para escandalizar a los púberes y prepúberes que iban a por carnaza al cine. Además, las actuaciones son dignas de mención por sus analogías a las actuaciones de un conjunto de pedruscos y el final... es ya incomentable.

En fin, un desperdicio.