Capra es de los pocos directores masivos que sabe llegar desde los mensajes optimistas sin caer en la ñoñada sensiblera. No obstante, esa difícil tarea muchas veces lo sitúa en esa línea peligrosa entre lo correcto y lo demagógico.

Centrémonos en el argumento: prota de principios morales bien claros pretende para su vida un equilibrio que de una forma u de otra consigue con esfuerzo, pero siempre dentro de una línea ética intachable. Él lo deja bien claro: su alma no se vende, actúa un poco para sí y mucho para los demás.

El climax de la peli, el momento de mayor tensión argumental se produce justo en la hora y media. A mi gusto es demasiado tarde, puesto que el ritmo ya había decaído varias veces provocándome una abulia poco grata.

Cuando finalmente la cosa se le desordena asistimos a uno de los picos dramáticos más singulares: realmente sufrimos con el prota, la situación se vuelve angustiante, y no hay que olvidarse que es una peli romántica "navideña". Lo "navideño" consiste en un volantazo del guión, eso sí: anunciado desde el primer minuto, en donde se filtra un elemento fantástico.

Dicho elemento vuelve más interesante el argumento pero, nuevamente para mi gusto, todo se decanta demasiado pronto. Por otro lado, es tan cierto que la peli es un cuento navideño como que el recurso del ángel queda recontra re-arbitrario dentro del guión.

Por ende, considero que esta peli de Capra es interesante, como que no, pero muy irregular en sus tiempos de desarrollo. Algo ocurre demasiado tarde que luego todo debe decantarse demasiado rápido. Y vale sólo en tanto entretenimiento, puesto que jamás un ángel será la solución a mis problemas económicos.