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Pablo Giménez rating:
6
6.4
2,340
Documentary North Korea, formerly known as the hermit kingdom, is perhaps the largest source of instability as regards world peace. Its border is one of the most militarized in the world. The lack of impartial information, both inside and coming out of the country, is the perfect setting for a propaganda war, which will be analyzed in the film through numerous examples of the surprising way in which information is manipulated, in and about North ... [+]
Language of the review:
  • es
May 14, 2016
13 of 15 users found this review helpful
Cuando descubrí este documental esperaba encontrarme con algo nuevo, un enfoque diferente a todo lo visto anteriormente, pero no fue así. El documental posee un estimulante arranque, pero decae poco después, dando paso a fragmentos reiterativos de entrevistas que, tras llevar varias intervenciones, acaban diciendo lo mismo.

En cuanto a la visita en sí, no vemos nada nuevo, volvemos a leernos su panfleto, su tournée por los lugares que el régimen ya ha enseñado a otros programas a nivel nacional y las mismas respuestas. Incluso tenemos el mismo guía que ha acompañado a otros medios. Es por ello que, quizás este documental no aporte nada nuevo a lo documentado en televisión, por lo que no es muy recomendable si buscas algo nuevo.

El documental no es nada del otro mundo, posee momentos de gran agudeza visual que se ven empañados por momentos donde se les va de las manos el estabilizador. La música es discreta, pero cuando suena imprime la carga dramática que le falta en medio del más barato de los cocteles irónicos.

A Longoria le falta decisión, se muestra curioso pero parapetado en sus gafas de sol naranjas, sin llegar a atreverse a mirar más allá, a ser un poco más incisivo, aunque sea con el español. Es quizás el punto más negativo, esa indulgencia para con un régimen que, según las Naciones Unidas viola los derechos humanos. Otros compañeros que ya han pasado por esa experiencia, como Jon Sistiaga, han sido mucho más críticos sobre el terreno que sobre la sala de montaje.

La ironía 'light' que nos brinda Longoria es tan difusa como las libertades que poseen los norcoreanos. Uno no sabe si es un intento fallido de ser imparcial o de ser a ratos simpático. En cualquier caso no funciona ninguna de las dos, dando paso a una inestabilidad en el discurso, que va en aumento conforme el narrador se cambia de chaqueta.

A pesar de ver el toro desde la barrera, es interesante la profundización en la figura del español Cao de Benós, aportando los testimonios de sus familiares. Aunque son correctos los testimonios que se presentan en el documental, quizás hubiera sido más atractivo un viaje rápido a China para dar voz a algunos de los que han conseguido huir del régimen, o a familiares. Son pequeños detalles que podrían imprimir personalidad en un documental carente de singularidad. Creo señor Longoria que, como usted reflexiona en voz en off, le ha afectado la propaganda y le ha temblado el pulso mientras digería toda la información que había vivido para poder generar una perspectiva de “verdad”. Considero que ha perdido en su propio juego.

Game Over.
Pablo Giménez
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