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Elena Escudero rating:
6
Drama Based on Christopher Bram's novel FATHER OF FRANKENSTEIN, Bill Condon's semi-fictional 1998 sleeper stars Sir Ian McKellen in a fantastic performance as director James Whale (FRANKENSTEIN, BRIDE OF FRANKENSTEIN, SHOW BOAT). It is 1957, and Whale is living in semiseclusion in Southern California with his scrutinizing maid, Hannah (Lynn Redgrave). His health is failing, and he is able to do little but lounge around and contemplate his ... [+]
Language of the review:
  • es
April 15, 2019
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En Hollywood, la Meca del Cine, se suele utilizar la expresión "Mafia gay", “Velvet Mafia” "Mafia de terciopelo" o "Lavande Mafia”, al colectivo profesional que domina buena parte de la industria del séptimo arte, bajo la pátina de la normalidad laboral y la ausencia de exclusiones, desde un supuesto mundo de tolerancia que no soporta a los que no aceptan esa “orgullosa dictadura”.

Parece algo duro, pero cuando los medios descubren a aquellos realizadores, productores, guionistas o simplemente personas influyentes en aquel emporio de sueños y millones, que han perpetrado decenas o tal vez cientos de abusos sexuales sobre actrices o actores, guionistas o asesoras, acostumbran a relegar los abusos relacionados con profesionales que se han declarado abiertamente homosexuales.

Hoy es poco menos que mentar al Diablo cuando se habla de este problema, y no me refiero a la opción sexual del ser humano, sino a la muralla de silencios que se han levantado en torno a aquella comunidad, por algo que se llama de forma rimbombante "discriminación positiva".

Largo preámbulo para aplaudir este filme repleto de ingenio, ritmo adecuado, escenarios reales e interpretaciones de primer orden. La vida del protagonista, devenido en "viejo verde" en voz de una camarera celosa, enamorada del jardinero que mima los parterres de la mansión donde habita la figura central de la película, se muestra de manera sincera y descarnada, para ceñirse en un hecho irremediable. Hasta en la tercera edad uno puede enamorarse de un Adonis y llorar sabiendo que la muerte anda muy cerca.

En este siglo XXI, desde RTVE a Democracy Now, las revelaciones de abusos sexuales cometidos fuera y dentro de Hollywood, forman parte de la homofobia o la paranoia. Para esas plataformas resulta una suerte de equivalente moral del antisemitismo.

¿Podría exhibirse, con idéntico grado de emotividad y compasión, la vida de un realizador que hubiera mantenido relaciones, consentidas o pagadas, impuestas por chantaje, a algunas de las muchas estrellas del firmamento fílmico estadounidense?

Esa es la enorme diferencia de trato hacia una fechoría, en la que las mujeres somos todavía víctimas. Pero la objetividad llama a no confundir pasiòn con agresión, cuando lograr un favor sexual ha sido la protagonista.
Elena Escudero
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