Después de mucho sufrimiento, de comedias intragables y de muchos fiascos por fin me he divertido en el cine. La película no es una obra maestra, pero por lo menos es sólida, ágil, divertida, con buen guión y grandes actores, casi nada.

La película nos cuenta la historia de una productora de matinales de televisión que es despedida el día que piensa que la van a ascender; a partir de ahí ficha por una cadena nacional donde intentan resurgir el programa matutino "Day Break". Desde luego no es una historia original, pero por lo menos esta muy bien contada. Me ha encantado el ritmo que tiene, no decae en ningún momento pero tampoco ocurren veinte cosas a la vez, es decir parece una comedia clásica de esas que hacía Hollywood en tiempos. Para el público que piense que los matinales no son así, que se vaya a Estados Unidos un tiempo y verá como es este curioso genero televisivo.

Los personajes no están estereotipados ni son extremos, es decir la antítesis de la factoría "Apatow". Comedia de buen gusto pero que hace gracia, personajes peculiares pero no "border line". Hace tiempo que no veía un casting tan bueno y no lo digo por los nombres, que pesan mucho pero al final poco ayudan. Rachel McAdams es la verdadera protagonista, se come la pantalla, excepcional su transformación desde el principio al final. Diane Keaton haciendo su papel y por fin recuperamos a Harrison Ford.

Si señores, Harrison Ford, que nos ha regalado algunas de las interpretaciones más bochornosas de los últimos años ha vuelto y de que manera. Su mejor película en al menos 15 años (tampoco es que sea muy difícil).

Por si no ha quedado claro, merece la pena pagar la entrada, y eso a día de hoy es un logro.